El coste y el encaje dentro del territorio: las dudas de los alcaldes

Los municipios por los que discurriría el tren-tranvía ven a priori con buenos ojos la posibilidad de contar con un transporte público alternativo a la carretera y que pueda mejorar la comunicación interna en la comarca. Aun así, son plenamente conscientes de las dificultades de implantar un proyecto de este tipo por su elevado coste y el “difícil” encaje sobre un territorio que era más agrícola que turístico cuando hace medio siglo perdió el tren. “Las ciudades han crecido y se han desarrollado urbanísticamente y encajar en esos núcleos el tranvía si no es a costa del vehículo privado no es fácil”, señala Carles Motas, alcalde de Sant Feliu de Guíxols. “Es un proyecto complicado y caro, las estaciones deberían situarse en las afueras de los municipios y eso lo haría poco atractivo”, dice el alcalde de Palamós, Lluís Puig. En la misma línea se posiciona el alcalde de Palafrugell, Josep Piferrer, que asegura que si la estación no se construye en el núcleo o cerca de una zona poblada el tren no tendrá éxito. “Si los vecinos deben coger su coche para acercarse a la estación no tendrá demanda porqué el tiempo que ganes en el viaje lo perderás acercándote a la estación con vehículo privado”, afirma. El alcalde de Platja d’aro, Maurici Jiménez, destaca el doble valor que la línea tendría para la comunicación interna de la comarca, el turismo y la conectividad con otras zonas. Recuerda que el 90% de los visitantes que llegan a Castell-platja d’aro lo hacen en coche privado. Ve el tren-tranvía como un proyecto a “medio o largo plazo” y pide también que se complete el anillo viario de las Gavarres. El más reticente con la idea es el alcalde de La Bisbal d‘empordà, Enric Marqués, que reclama mejorar el transporte público existente antes que entrar en debates de costosos proyectos. Municipios como Palafrugell, Sant Feliu de Guíxols o Calonge han aprobado ya mociones a favor del tren-tranvía.