Las chicas viven la pandemia con más estrés y desánimo que los chicos
Una encuesta realizada por la Diputació de Barcelona entre 1.700 estudiantes de 4º de ESO (15-16 años) en torno a la covid muestra unas considerables diferencias entre chicos y chicas a la hora de analizar cómo están viviendo y afrontando este periodo. Unas diferencias que indican que el impacto vital y psicológico es notablemente más alto para ellas.
El estudio indica que las chicas tienen un mayor nivel de cumplimiento de las medidas sanitarias y son más responsables en sus comportamientos (un 96,2% frente al 89,6% de los chicos usa siempre o casi siempre la mascarilla). Al preguntar sobre su visión ante el futuro, 65,2% de las chicas se declara más preocupadas que antes del inicio de la pandemia, un dato que en los chicos es del 47,5%.
Al analizar el “ánimo positivo” para afrontar esta situación, el 55,5% de ellos aseguran que lo tienen, mientras que en las chicas sólo alcanza el 38,3%. Un desequilibrio de género que también queda reflejado al analizar la etapa de confinamiento duro ya que un 47,5% de las estudiantes dicen que se sintieron siempre o casi siempre estresadas, frente al 25,3% de los consultados. Un 42,2% de las chicas tiene más ansiedad que antes de la pandemia, y en el caso de los chicos es del 22.6%.
Este retrato sobre el diferente impacto emocional y psicológico en función del género se refleja también al preguntar acerca de un hipotético nuevo confinamiento duro en casa. Para un 58,1% de las estudiantes sería muy estresante, y para un 38,6% de los chavales.
En esta línea, el 57,6% de los chicos dice que se ha adaptado bien a los cambios, y al preguntar a las chicas es del 41,7%.
Ellas tienen más miedo a contagiarse (un 66,5% frente al 55,2%). Y a la hora de medir su preocupación ante la posibilidad de contagiar a los demás también el porcentaje es más alto en las mujeres (un 76% frente al 60,5%).
Al margen de la comparación por sexo, el 76,3% de los encuestados señalaron que confían en las autoridades sanitarias. El estudio indica que “se observa una resiliencia funcional mayor a la esperada, un impacto anímico que no se puede ignorar y un cierto agotamiento informativo”.