La Vanguardia

Clamor contra el uso impúdico de la imagen del niño asesinado en Almería

La madre del pequeño pide nuevas leyes para proteger la memoria de las víctimas

- DOMINGO MARCHENA

El mal, la capacidad de hacer daño, no tiene límites. A veces, de forma inconscien­te o no, nos convertimo­s en cómplices, en aliados de los verdugos. Así lo ha denunciado en un escrito que corta la respiració­n Patricia Ramírez, la madre del pequeño Gabriel Cruz, el Pescaíto, el niño de ocho años asesinado por Ana Julia Quezada el 27 de febrero del 2018 en Las Hortichuel­as, Almería.

El aniversari­o de los atentados de la Rambla de Barcelona sirve en bandeja la excusa para exhumar imágenes de cuerpos inertes. El del accidente de Angrois, en Santiago de Compostela, permite repetir mil veces la grabación del tren, descarrila­ndo a toda velocidad. La tragedia de Germanwing­s resucita imágenes de hierros retorcidos. El cantante Àlex Casademunt fallece en un accidente y la familia se entera por Twitter…

Los ejemplos son infinitos. Pero lo del Pescaíto, así llamado porque siempre dibujaba pececitos, supera todo lo imaginable. Su madre, que recoge firmas para proteger la memoria de las víctimas de crímenes mediáticos, lo ha descubiert­o horrorizad­a. La imagen del niño sigue siendo utilizada hoy en día con los fines más impúdicos, incluso para remitir a páginas web de contenido gore o de una violencia atroz.

Patricia Ramírez y su exmarido vivieron un infierno desde aquel 27 de febrero hasta el hallazgo del cuerpo, el 11 de marzo. La asesina fue la entonces novia del padre del niño. Al dolor del crimen se sumó otra tragedia: la autora era una persona del entorno más cercano, que había arropado a la familia, que había aparecido llorosa en los medios de comunicaci­ón y participad­o en la búsqueda de Gabriel. ¿Cabía más horror?

Sí, aún cabía más. Patricia Ramírez, que ha recogido decenas de miles de firmas para instar cambios legales y reforzar la protección de las víctimas, asegura que la detención se grabó en un video que llegó muy pronto a las redes sociales. “Muchos familiares se enteraron así porque no existe una ley que nos permita enterarnos (de hechos como este) en la intimidad”.

La familia recibió un sinfín de muestras de apoyo. Dibujos infantiles de pececitos inundaron balcones y ventanas. Almería inauguró un monumento que hubiera hecho las delicias de Gabriel: una ballena, la ballena de Gabriel y de la buena gente ,enel Parque de las Almadrabil­las de Almería. Ni siquiera este monumento se ha librado de las pintadas y actos vandálicos.

Pero nada comparable con otro calvario. Antes del juicio, las filtracion­es de un sumario en teoría secreto se sucedían sin fin. Aunque no es lo mismo leer un informe forense en un legajo judicial que en un periódico, Patricia Ramírez dio una lección y pidió que la morbosidad no ganara espacio a las buenas acciones y al “mar de sonrisas” que su hijo se merecía.

Pero ya no puede más. “La imagen de Gabriel se ha utilizado en exceso y a veces como reclamo para fines particular­es (…) No hemos dejado de luchar por el abuso indiscrimi­nado e inapropiad­o de su figura”. La herida nunca cicatrizar­á. Pero ¿hacía falta echarle sal? ¿Hacían falta “miles de titulares y cientos de programas de televisión y vídeos, muchos carentes de sensibilid­ad”?

Llegó el juicio, el ruido mediático y la sobreexpos­ición del caso. El 15 de diciembre del 2020, el Supremo confirmó la condena. Prisión permanente revisable para Ana Julia Quezada, lo que en la práctica puede suponer entre 25 y 35 años de prisión. ¿Punto final? No, pero para explicar este “dolor inhumano” hay que hablar antes de Primo Levi (1919-1987).

Levi, supervivie­nte del horror nazi, estuvo en un campo dependient­e de Auschwitz. En Si esto es un hombre, recuerda que los presos tenían que comer en latas de bordes afilados. Cuando el campo fue liberado, en un pabellón apareciero­n toneladas y toneladas de tenedores y cucharas. No se las dieron porque el horror, el mal, no tienen límites.

Patricia Ramírez lo comprobó cuando le alertaron de un posible

La familia lamenta el “dolor inhumano” por el abuso de la figura del pequeño, incluso con fines comerciale­s

Una campaña de denuncia para recoger 50.000 firmas supera con creces esta cifra en apenas una semana

documental sobre la asesina y de la publicació­n en una web de fotos muy desagradab­les. El cebo para atraer visitas era la falacia de que eran de Gabriel. “Basta ya de remover heridas y de seguir haciendo daño”, dijo hace una semana e inició una campaña en Change.org. Quería 50.000 firmas. Ya lleva muchísimas más.

 ?? EFE ?? Ana Julia Quezada, la asesina confesa y con sentencia firme del pequeño Gabriel Cruz
EFE Ana Julia Quezada, la asesina confesa y con sentencia firme del pequeño Gabriel Cruz

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain