Los protagonistas del golpe palaciego fallido en la familia real de Jordania
La familia real trata de recomponerse tras el golpe fallido del primogénito de la reina Nur
La familia real de Jordania ha sido habitual de la prensa del corazón en las últimas décadas, pero en los últimos días ha alcanzado notoriedad por el intento de golpe palaciego abortado, una lucha de poder digna de las series televisivas de intrigas políticas tan de moda desde el éxito de Juego de tronos. La crisis estalló la semana pasada pero se gestó desde que el rey Husein, en su lecho de muerte, decidió cambiar de heredero y trastocó el guion escrito de la dinastía hachemí, designando sucesor a Abdalah II, que ahora tiene 59 años.
Jordania es uno de los territorios más estables en Oriente Próximo pero su paz se ha visto perturbada por la intentona de desbancar a Abdalah II, soberano del país desde 1999 y marido de la admirada reina Rania. Según el monarca, el plan para derrocarlo lo habría urdido su hermanastro y exheredero, el príncipe Hamza bin Husein (41), quien fue sucesor al trono por decreto real hasta 2004, un cargo que ahora ocupa el primogénito del actual monarca, Hussein bin Al Abdalah (26).
Los planes de alzamiento parecen oficialmente sofocados tras una declaración oficial de Hamza en la que afirmaba ponerse “en manos del rey”, pero el levantamiento sigue muy vivo en las redes sociales, y la cúpula del ejército y distintos miembros del Gobierno señalan a Hamza como cabeza de una confabulación contra la seguridad del país, en la que habría estado trabajando con una agencia de inteligencia extranjera con la intención de desarrollar planes para desestabilizar Jordania.
Esta intriga palaciega o discrepancia sobre quién debería reinar y ser el sucesor al trono tiene su origen hace más de dos décadas, poco antes de la muerte del anterior monarca, Husein I, el esposo de la icónica reina Nur. Cuando el soberano sufría sus últimos meses por el cáncer linfático que acabó costándole la vida, el rey que había temido ser asesinado toda su vida decretó desde Estados Unidos, donde recibía tratamiento oncológico, que su sucesor dejaba de ser su hermano Hassan Bin Talal, por sus movimientos militares mientras era el regente en ausencia del rey.
En ese momento todo apuntaba a que el moribundo monarca elegiría como sucesor a su hijo favorito, el primogénito de su cuarto y último matrimonio con la reina Nur, Hamza, el ahora tachado de golpista. Pero contra todo pronóstico designó a Abdalah, su verdadero primogénito, y también dejó dispuesto que el sucesor de su hijo debía ser su hermanastro Hamza. Mientras que en las monarquías europeas la sucesión es clara –hereditaria de padres a hijos–, no ocurre siempre así en las árabes, donde es también muy común que sea designado heredero un hermano del monarca, procurando que la sucesión no resulte un cambio generacional drástico y rupturista.
Husein I fallecía apenas unas semanas después de todos esos complejos cambios in extremis, y en su funeral todo parecía tranquilo y estable de cara a la comunidad internacional al asistir de buen grado los tres pretendientes al trono: Abdalah II, el tío Hassan despojado hacía pocas semanas de su título de heredero, y el joven Hamza, que esperaba su momento para reinar.
Abdalah II es el hijo mayor del rey Husein I, pero Hamza, de su cuarto matrimonio, era su preferido
De hecho, estos últimos días se ha estado atribuyendo al tío Hassan la mediación entre los hermanastros en este nuevo alzamiento que ha alterado la paz familiar.
La primera disposición legal de Abdalah II al convertirse en rey de Jordania fue nombrar heredero a Hamza, cumpliendo los deseos de su padre, pero las tornas volvieron a cambiar en 2004, cuando apartó a su hermanastro de la línea de sucesión al trono abogando por la sucesión natural.
El título de príncipe heredero quedó vacante de facto solo unos años, y en 2009 se emitió un decreto real que nombraba príncipe heredero a Hussein bin Al Abdalah, el hijo mayor de Abdalah y Rania de Jordania, que el próximo junio cumplirá 27 años.
La madre de Hamza, la reina Nur de Jordania, que también es una veterana del papel cuché con muchos vínculos con España, se pronunció al respecto en Twitter durante la presunta detención de su hijo rezando para “que la verdad y la justicia prevalezcan para todas las víctimas inocentes de esta malvada calumnia”.
Tanto a Nur, estadounidense de nacimiento y reconvertida al Islam, como a Rania, de origen palestino, se les ha etiquetado como referentes de la moda internacional. Muchos recordarán la fabulosa entrada de la reina Nur cubierta con un fino velo blanco a la catedral de la Almudena de Madrid para el enlace del entonces príncipe Felipe con Letizia Ortiz. La familia real jordana siempre ha mantenido una relación muy cercana con la Corona Española, y así la boda del príncipe Hamza con su primera esposa, en el 2004, fue el primer enlace real al que asistieron Felipe y Letizia después de su propia boda. En ese momento, Hamza aún era el heredero oficial de Jordania y su boda con la princesa Nur bin Asom bin Nayef fue un acto de Estado que requería representación española.
Por su parte, Rania se ha convertido también en auténtica reina de las redes sociales, donde acumula más de 6 millones de seguidores. No estaba destinada a reinar por partida doble, pues es hija de la diáspora palestina y cuando se casó con Abdalah, este no era el heredero oficial al trono. Aun así, se la considera un referente en su labor, pues el hecho de ser reina de un país musulmán no la ha frenado a la hora de romper estereotipos sobre la cultura islámica y ser una firme abogada de fomentar el diálogo entre religiones y culturas.
A la boda del príncipe Hamza con su primera esposa asistieron Felipe y Letizia pocos días después de casarse