La Vanguardia

Al hilo de la disidencia

Johannesso­n, la artista sueca del punk textil y digital, en el Reina Sofía

- FERNANDO GARCÍA

Nadie hubiera dicho que tejer podía ser un arte altamente combativo. Hasta que llegó Charlotte Joannesson y la lió con su telar convertido en arma. Ocurrió en 1966 en Malmö, su ciudad natal, donde la artista empezó su carrera abriendo un taller y galería textil bajo el sugerente nombre de Cannabis.

En los también animados años 70, la tejedora sueca se fue a la costa Oeste de Estados Unidos: a vivir el movimiento hippy en su misma cuna, pero también a explorar las posibilida­des de la informátic­a. En el 78, Johannesso­n se compró allí un Apple II Plus, entonces el último grito en ordenadore­s cuando por aquí ni olíamos las posibilida­des de la informátic­a, y empezó combinar la técnica textil con el diseño digital.

Siempre bajo un espíritu feminista y rebelde que la conectó con las principale­s olas revolucion­arias, disidentes y punkies de hasta los primeros 80, la inconformi­sta tejedora inventó nuevas formas de expresión que sólo hace unos años se han redescubie­rto y ahora se recuperan en una primera monográfic­a suya en el Museo Reina Sofía: Charlotte Johannesso­n. Llévame a otro mundo, que abre al público este miércoles y hasta el 16 de agosto. La autora, hoy con 77 años, no pudo asistir a la presentaci­ón de la muestra por culpa de la pandemia.

Johannesso­n aprendió la artesanía de la tejeduría tradiciona­l en una escuela de artes y oficios de su ciudad donde –lamentaría– “no te permitían tener ideas propias”. Ella no sólo las tenía sino que necesitaba expresarla­s. Y bajo inspiració­n de la también contestata­ria artista textil Hannah Ryggen (1894-1970) –noruega

nacida en Malmö– pronto empezó a convertir sus tejidos en obras de fuerte contenido ideológico, poético y ambas cosas a la vez. Algunos de sus mensajes no pasaron precisamen­te desapercib­idos.

Si ya en 1973 y 1974 la artista dejó claras sus posiciones con sucesivas piezas contra el golpe de Pinochet, Chile eko i skallen (Chile eco en el coco), contra los políticos suecos, No Choice amongst Stinking Fish (No hay elección entre el pescado maloliente), o contra el uso domesticad­o de la artesanía I’m No Angel (No soy un ángel), en 1976 la artista causó un enorme alboroto al montar una exposición contra la violencia de Estado tras el suicidio de la terrorista alemana Ulrike Meinhof.

La muestra incluía un cartel con Snoopy disparando a un tanque sobre una bandera alemana en la que podía leerse: “Frei die RAF”, esto es, “Libertad para la Fracción del Ejército Rojo”, la banda Baader-meinhof, entonces muy apoyada por amplios sectores de la izquierda. El Gobierno sueco cerró la exposición, y hasta algunos miembros del RAF considerar­on que la artista se había pasado con su instrument­ación del bueno de Snoopy. La obra puede verse ahora en el Reina Sofía dentro de un amplio repaso a la trayectori­a de la artista, a la que el director del Reina Sofía, Manuel Borja-villel, define como “figura clave de la contracult­ura sueca”.

La retrospect­iva, con 150 impresione­s y tapices, y comisariad­as por Lars Bang Larssen y Mats Stjernsted­t, cuenta con apoyo expreso del ministro José Manuel Rodríguez Uribes, autor del primer texto del catálogo realizado para la ocasión. Un catálogo que habla nada menos que del “punk textil ciberfemin­ista de Charlotte Johannesso­n”.

Con su peculiar fusión de arte textil y diseño digital, Johannesso­n es “una figura clave de la contracult­ura sueca”

 ?? EMILIA GUTIÉRREZ ?? No soy un ángel, avisa la creadora en una de sus obras para proclamar su inconformi­smo y rebeldía
EMILIA GUTIÉRREZ No soy un ángel, avisa la creadora en una de sus obras para proclamar su inconformi­smo y rebeldía

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