La Vanguardia

El City y sus agonías

El equipo de Guardiola cede un gol y deja vivo al Dortmund

- SERGIO HEREDIA

Todos los elementos que se aventuraba­n en la víspera parecían confluir en el City of Manchester Stadium.

El City se había adueñado del balón y, con ese espíritu, se disponía a sobrevolar sobre el Dortmund. Estos que corren, se decía, son buenos tiempos para el equipo de Guardiola –apenas ha perdido uno de sus últimos 35 partidos–, y no tanto para los alemanes, poquita cosa en la Bundesliga y tampoco gigantesco­s en Europa.

Vete tú a saber qué sería hoy del Dortmund sin Håland.

El City parecía interpreta­r muy bien todo eso, y por ese motivo se centraba en aislar al búfalo noruego, vikingo rubio, diadema en el pelo, un faro amarillo sobre el verde cuyo papel anoche estaba siendo intrascend­ente salvo en un arranque del segundo tiempo, cuando le tiraron un balón largo, cargó con todo y a punto estuvo de dar un primer susto al City.

En realidad no pasaban de ahí los arreones del Dortmund, y por eso el City se manejaba casi siempre con solvencia, combinando en corto y en largo y presionand­o muy arriba, agobiando por ejemplo a Emre Çan, un desastre en Manchester.

Emre Çan casi todo lo hizo mal anoche, empezando por el error en una entrega, un fallo que facilitó el contraataq­ue letal del City, el que desembocar­ía en el gol de De Bruyne, y siguiendo por otros disparates.

Por ejemplo, un despeje en espuela, una acción que el árbitro había interpreta­do como penalti en un primer momento, antes de que el VAR le desdijera. Otro gol, el segundo, hubiera sido la puntilla para los alemanes.

Pero volvamos al primer error de Çan, el que había propiciado el gol de De Bruyne. Corría el minuto 19 y el Dortmund capeaba el temporal como podía. Iba de aquí para allá tras la pelota, gestionada por el City, marca de la casa. Combinaban De Bruyne y Gündogan y se perfilaban Mahrez y Foden, listos para entrar en acción.

Çan perdió el balón en el centro del campo y se activaron todos los elementos ofensivos del City, que se desplegó como un acordeón. En una acción coral, sus hombres llegaron hasta la línea de fondo alemana, y el pase atrás vio la llegada de De Bruyne.

Hasta entonces, el City, un martillo pilón, sobrado en la Premier League, tampoco parecía sufrir en la Champions. Se entiende que el espíritu de Guardiola debería al fin cundir en Europa. En los cuatro años anteriores allí nunca ha alcanzado las semifinale­s. Vistos el fondo de armario y las finanzas de los citizen, otro disgusto parece un fiasco.

Los expertos opinan que su momento es este, en el 2021. Que se ha consolidad­o el proyecto, que el City tiene pocas fisuras y luce un equipo compensado en todas sus líneas, implacable.

Todo parecía irle bien hasta que empató Reus, a seis minutos del final. Ahí le entraron las prisas a los citizen, forzados a acelerar en el descuento (gol de Foden en el 90) para arreglar el lío en el que se estaban metiendo.

Lo de Guardiola y la Champions es un misterio.

SIN CAPACIDAD DE CIERRE Aun siendo superior siempre, el City acabó ganando en el minuto 90, deprisa y sufriendo

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PHIL NOBLE / REUTERS El Manchester City celebra el gol de la victoria de Foden, anoche en Manchester

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