La Vanguardia

“Perdí la pierna y la vista, pero la vida me dio otra oportunida­d”

José Soto Chica, artificier­o en Bosnia, historiado­r; autor de ‘El Dios que habita la espada’

- Lluís Amiguet

Tengo 49 años: sufrí un accidente, pero en él vi la ocasión de realizar mi vocación y soy doctor en Historia Medieval y profesor. Nací en Santa Fe, Granada. Serví en Bosnia con la ONU y por la paz, pero también les vendíamos las armas. Creo en Dios, pero no le pongo un nombre. He ganado el Edhasa de novela histórica

Cómo acabó de voluntario en Bosnia? Yo era mal estudiante, pero adoraba la historia desde que cayó en mis manos una edición juvenil de la Anábasis de Jenofonte. ¿Sangre, sudor y hierro mercenario­s?

Me fascinó. Después fui aprendiz de herrero y de casi todo hasta que a los 20 años quise evitar la mili haciéndome objetor de conciencia, pero mi padre adoraba el ejército y no me atreví a llevarle la contraria, así que me sortearon y acabé destinado en la acorazada Brunete.

¿Se reencontró allí con Jenofonte?

Me cautivó la vida al aire libre, la camaraderí­a y sentirme parte de ese rescoldo de historia viva que es el ejército, porque se relaciona con el mundo de un modo diferente. Me hice soldado profesiona­l y luego artificier­o. Y fui voluntario a Bosnia con las fuerzas españolas que hicimos allí de cascos azules de la paz para la ONU.

¿Lo primero que recuerda de Bosnia?

Un día estaba esperando un convoy junto a una casa quemada y otra habitada. Y se me acercó un crío –les encantan los soldados– de ocho o nueve años. Y empezamos a hablar una mezcla de serbocroat­a e italiano.

¿De verdad se aclaraban?

Por eso saqué una libreta e hicimos dibujos para explicarno­s. Le pregunté por qué la casa de al lado había sido incendiada. Y se puso a llorar.

¿Había sido la suya?

Dibujó dos niños cogidos de la mano. Había sido la casa de su amigo, huido con la familia. No pudo explicar mejor el error y horror de Bosnia.

¿Por qué?

Porque tú no quemabas la casa al vecino, que ahora de pronto te decían que era tu enemigo: venían quienes te decían ahora que eran tus amigos del pueblo de al lado y la quemaban y expulsaban a tus vecinos de toda la vida.

¿Una sociedad dividida?

No lo estaba. Recuerde que había un 40% de matrimonio­s mixtos entre serbios y croatas; croatas y bosnios musulmanes: todos se habían mezclado con todos antes de la guerra.

¿Qué pasó?

Los nacionalis­mos identitari­os excluyente­s y violentos de caudillos sin escrúpulos envenenaro­n sus vidas y, poco a poco, todos acabaron desconfian­do de todos y odiándose.

¿Cuánto tiempo estuvo usted en Bosnia?

Cinco meses, bastante para descubrir charlando con los viejos y los niños que la guerra no era lo que me habían contado. Bosnia fue el gran pecado de Europa.

¿Por qué?

A mí me pagaba la ONU y el ejército, pero las armas con que se mataba en Bosnia eran francesas, inglesas, americanas, españolas...

¿Qué hizo al volver a España?

Seguí de artificier­o y en unas prácticas rutinarias un compañero cometió un error al montar una carga y nos cogió por sorpresa. Estuve 14 días en coma, perdí la vista, una pierna y resucité literalmen­te.

¿Cómo?

Iban a desenchufa­rme cuando desperté.

¿Qué pensó?

Que iba a vivir, vivir intensamen­te, y que la vida me acababa de dar una oportunida­d.

¿Dónde la vio?

Me dije que ahora iba a tener el tiempo y la capacidad económica para dedicarme a mi pasión, y a los 9 meses del accidente estaba matriculad­o en la facultad de Historia de Granada y estudié toda la carrera.

¡Bravo, José!

Acabé la licenciatu­ra y la tesis doctoral en Historia Medieval y después me hice profesor e investigad­or en el Centro de Estudios Bizantinos, Neogriegos y Chipriotas de Granada.

¿Por qué se especializ­ó en visigodos?

¿Especializ­arme? La historia no tiene compartime­ntos cerrados. Si los creas, tu especialid­ad se convierte en una trampa que te aleja de la verdad. La historia es la vida y la vida no se puede trocear en departamen­tos ni cátedras.

¿En qué no se ha especializ­ado, pues?

La historia vive hoy una revolución y yo para escribir de los godos descubrí fuentes inéditas en Oriente, como un geógrafo armenio o la Notitia Episcopatu­um que detalla la conformaci­ón de Hispania a finales del siglo VII.

¿Una lección goda para el presente?

¿Por qué su novela rezuma tanta sangre?

La Hispania goda era más dinámica, más abierta, más culta y también más violenta y políticame­nte más interesant­e de lo que creíamos. Y esa es mi novela: el rey Leovigildo erige Hispania, pero destruye a su familia y sus hijos.

Como no tenían leyes de sucesión del rey, la decidían guerreando. Eran una casta guerrera que adoraban al Dios en la espada cuando la clavaban en el suelo y se postraban ante ella.

Lección: sin ley no hay poder legítimo.

Y la otra es que lograron crear una administra­ción profesiona­l que gestionaba al margen de sus luchas bajo la ley común hispánica.

¿La Marca Hispánica fue cuna de Catalunya y por eso es más europea que hispana?

Si Franco manipuló la historia en un sentido, no la manipule en el otro. Fuentes escritas en Narbona demuestran que la Marca Hispánica fue obra de godos que, al servicio de los francos, querían reconquist­ar su Hispania. Catalunya nació para ser Hispania.

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ANA JIMÉNEZ

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