LA EXPERIENCIA DE ÁLVARO OJEDA, PADRE DE UN PACIENTE CON DIABETES TIPO 1
¿Cómo os ha cambiado la vida la utilización de este dispositivo?
El cambio ha sido de 180 grados. Pasar de plumas de insulina a un sistema integrado ha sido un antes y un después en la enfermedad, en la normalización social y en la calidad de vida de mi hijo y la nuestra.
Nos aporta autonomía, mejor control de las glucemias, mejora de los datos críticos para tener a mi hijo en el rango deseado. Nos ha permitido que mi hijo sea más autónomo, que podamos dormir más y mejor porque está monitorizado y con alertas que nos permiten tenerle controlado. También olvidarnos de inyectar insulina de manera manual cinco o seis veces al día, y evitar así multitud de pinchazos indeseados porque el sistema lo hace por nosotros de forma automática.
¿Qué puede hacer que antes no podía?
Muchísimas cosas pero, por destacar, algo imprescindible: facilita el día a día de mi hijo. Le permite pasar desapercibido con su enfermedad ante sus amigos, mejorando su autoestima y su vida social; normalizar su enfermedad sin tener que exponerse; ser más libre en la ingesta de sus raciones de hidratos de carbono, ya que el sistema automáticamente le corrige los valores de la glucemia; ser más independiente, autónomo y preciso en la toma de decisiones, tomando mayor conciencia de su enfermedad; y saber en todo momento su glucemia sin necesidad de pincharse y, al ser un niño, avisarle para que se pueda rectificar y estar en rango.
¿Qué facilidades aporta el programa de monitorización remota?
Este programa es un salto enorme y un avance extraordinario en los pacientes con enfermedades crónicas. Te permite tener todos los datos automáticamente, de manera visual y fácil de entender. Conectar con tu médico, mejorando la comunicación continua y que este sea capaz de poder mejorar el tratamiento en cualquier momento. Te permite ahorrar tiempo y desplazamientos en las visitas con el endocrino y, por lo tanto, conciliar trabajo y tiempo libre con la enfermedad. Estamos más tranquilos por la monitorización continua que hace el endocrino sin tener que esperar tres meses a la consulta y corregir más a menudo para estar en rango. Y algo fundamental, seguir aprendiendo cada día algo nuevo e interesante sobre la enfermedad para mejorar nuestro conocimiento de la diabetes tipo 1.