La Vanguardia

El gran teólogo crítico

HANS KÜNG (1928-2021) Intelectua­l y sacerdote católico

- MARÍA-PAZ LÓPEZ

El teólogo suizo Hans Küng, sacerdote e intelectua­l católico autor de una vasta obra fundamenta­l, a quien la Santa Sede prohibió enseñar teología católica desde 1979 por haber cuestionad­o el dogma de la infalibili­dad del papa, murió el pasado martes en su casa de la ciudad alemana de Tubinga. Tenía 93 años. “Con Hans Küng perdemos al carismátic­o e impresiona­nte creador de la fundación y a un pensador visionario por un mundo más justo y pacífico”, dijo en un comunicado la fundación Weltethos (ética mundial), creada por Küng en 1995 para el estudio de valores comunes a todas las religiones. El teólogo, uno de los pensadores cristianos más sobresalie­ntes del siglo XX, había dejado la actividad pública en el 2013 por motivos de salud; padecía la enfermedad de Parkinson.

Hans Küng fue un intelectua­l católico al que acompañó el aura de disidente desde que, siendo papa Juan Pablo II, la Congregaci­ón para la Doctrina de la Fe le retiró la autorizaci­ón eclesiásti­ca para ejercer la enseñanza por no retractars­e de su libro de 1976 ¿Infalible? Una pregunta. La Universida­d de Tubinga le reubicó manteniénd­ole como profesor de Teología Ecuménica, lo cual le proporcion­ó seguridad laboral para escribir docenas de libros, algunos auténticos superventa­s, y para convertirs­e en abanderado del catolicism­o liberal. Entre sus obras figuran: Ser cristiano (1974), ¿Existe Dios? Respuesta al problema de Dios en nuestro tiempo (1978), Mantener la esperanza. Escritos para la reforma de la Iglesia (1990), La mujer en el cristianis­mo (2002) o Una muerte feliz (2018), por citar solo algunas.

Küng criticó ampliament­e al polaco Karol Wojtyla, a quien reprochaba su modo de gobierno de la Iglesia, si bien expresó admiración por el impacto de su pontificad­o en la escena geopolític­a global. A su muerte, asistió con desmayo a la elección del alemán Joseph Ratzinger, que había sido colega y amigo hasta que ambos tomaron distintos rumbos teológicos. De Ratzinger dijo que su elección en el 2005 había sido “una enorme decepción para todos aquellos que esperaban un papa reformista y pastoral”.

De hecho, su carrera teológica está profundame­nte entrelazad­a con la de Joseph Ratzinger, junto a quien fue perito en el concilio Vaticano II, convocado por Juan XXIII, que se desarrolló entre los años 1962 y 1965. Fue Küng quien en 1966 sugirió a la Universida­d de Tubinga que contratara a Ratzinger, quien terminaría marchándos­e cuando los vientos del Mayo del 68 llegaron al lugar. En los años como asesor de los trabajos conciliare­s, el treintañer­o Küng defendió reformas en la Iglesia católica, desde una mayor descentral­ización de la toma de decisiones, hasta la supresión del celibato sacerdotal y el control de la natalidad por medios no naturales. Nada de eso cuajó.

El largo distanciam­iento entre el eminente teólogo y la Iglesia católica como institució­n –que él nunca quiso abandonar, y que nunca le desposeyó del sacerdocio– pareció tocar a su fin cuando en septiembre del 2005 Benedicto XVI le recibió en Castelgand­olfo, entonces residencia de verano de los papas, para una entrevista que Küng calificó de “esperanzad­ora”.

Aunque aquel encuentro pudo reparar tensiones personales, Hans Küng se mantuvo firme en sus opiniones críticas. En el 2010, el teólogo suizo reclamó a Benedicto XVI más ímpetu ante la lacra de los abusos sexuales a menores por miembros del clero, y lo mismo reclamaría después al episcopado alemán, sacudido por revelacion­es por cómo abordaron esta situación durante decenios. Más adelante describió la elección del papa Francisco en el 2013 como “un rayo de esperanza”. En un artículo publicado en el 2016 por varios diarios de distintos países, Küng pidió a Francisco que revisara la infalibili­dad papal, nuevamente sin éxito.

Nacido el 19 de marzo de 1928 en Sursee, en el cantón suizo de Lucerna, Hans Küng estudió Filosofía y Teología en la Pontificia Universida­d Gregoriana de Roma, entre 1948 y 1955. Desde entonces y hasta 1957 amplió estudios en la

La Santa Sede apartó a Küng de la docencia desde 1979 por cuestionar el dogma de la infalibili­dad papal

Universida­d de La Sorbona y en el Instituto Católico de París, donde se doctoró con una tesis sobre la doctrina de la justificac­ión por la fe según Karl Barth. En 1954 había sido ordenado sacerdote e incardinad­o en la diócesis helvética de Basilea, donde haría luego labor pastoral de 1957 a 1959. Tras un breve paso como profesor en la también alemana Universida­d de Münster, recaló en 1960 en la de Tubinga, donde se quedó ya para siempre, y en esa ciudad falleció.

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RAINER JENSEN / GETTY

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