La Vanguardia

“El alcohol significa cosas distintas para gente distinta”

Thomas Vinterberg, cineasta, dirige ‘Otra ronda’

- PHILIPP ENGEL

Hace ya casi 25 años que el realizador de la perturbado­ra Celebració­n (1998) se dio a conocer, junto a Lars von Trier, como el líder del llamado Dogma 25, un movimiento que abogaba por una revolución digital, con unas reglas muy precisas, pensadas para despojar el cine de sus artificios. Ha llovido mucho desde entonces, y Thomas Vinterberg, que nació en 1969, ya no es ese joven impetuoso. En Otra ronda,

que se estrena mañana tras una marcha triunfal iniciada en el Festival de San Sebastián, donde fueron premiados sus protagonis­tas, Vinterberg ha vuelto a contar con Mikkelsen para encarnar a un profesor que se siente vacío, desconecta­do de su familia y de su trabajo. Un colega le ofrece la solución: según el psiquiatra noruego Finn Skårderud, funcionamo­s mejor, tanto en lo profesiona­l como en lo afectivo, si suplimos el 0,05% de alcohol que necesita nuestra sangre. Con otros dos maestros, forma una suerte del club del alcohol, pero la película no es tanto una celebració­n de la bebida como de la vida, un manifiesto todavía más impresiona­nte si sabemos que el director perdió a su hija Ida, de 19 años, a cuatro días de empezar a rodar. La película va dedicada a ella, igual que las dos Oscars que podrían materializ­arse el 26 de abril.

¿Está de acuerdo con la teoría de que un 0,05% de alcohol en la sangre mejora el rendimient­o profesiona­l y sentimenta­l?

Hasta cierto punto estoy de acuerdo en que, con un poco de alcohol en la sangre, te vuelves más valiente, más espontáneo, más abierto y más creativo. Pero lo que más me interesó no es el alcohol que consumen los protagonis­tas, sino todo aquello que les faltaba antes de hacerlo. En nuestra vida hay virtudes incontrola­bles, como el amor o la creativida­d, que no puedes medir, ni comprar en internet. Vivimos en un mundo muy controlado, y utilicé esa teoría como un medio para incorporar lo incontrola­ble a la vida cotidiana.

Es un poco spoiler, pero me intriga que, habiendo experiment­ado exitosamen­te con ese 0,05%, los protagonis­tas se arriesguen a aumentar la cantidad.

Bueno, están experiment­ando. Y quieren comprobar hasta dónde pueden llegar, acabar de explorar ese territorio que está a su alcance. Es inevitable. Cuando ves en Youtube el típico vídeo de los dos rusos completame­nte borrachos, notas que están centrados en el momento. Para ellos no hay pasado, ni futuro. Es solo aquí y ahora, eso mismo que muchas filosofías modernas budistas intentan conseguir.

¿Introdujo la parte oscura del alcoholism­o para evitar que le acusaran de trivializa­rlo?

Si hubiese hecho esta película en mi época del Dogma 95 seguro que hubiese querido resultar más provocativ­o, mostrando solo el aspecto más gozoso del alcohol, pero el alcohol tiene muchas caras. Era necesario mostrar también el lado oscuro, porque sin pasar por ahí no hubiera sido posible llegar a la gran catarsis final. No creo que lo haya trivializa­do.

¿Diría que Otra ronda es como una agradable borrachera?

Sí. Puede decirse que es como el alcohol, te hace sentir bien, cómodo contigo mismo. Está siendo muy popular, el público se ríe con ganas, y tiene un final muy luminoso. Es una película sobre la amistad, el placer de estar juntos. El alcohol significa cosas distintas para gente distinta. Si Dios hubiese creado un mundo sin alcohol, seguro que encontrarí­amos otra manera de acceder a lo incontrola­ble, ¿no le parece?

TEMÁTICA DELICADA

“Era necesario mostrar también el lado oscuro del alcohol, no creo que lo haya trivializa­do”

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ELISABETTA VILLA / GETTY Thomas Vinterberg

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