Una relajación con trampa
Los ciudadanos no son unos autómatas y acaban actuando influenciados por el clima positivo o negativo que se genera en la opinión pública. Vamos a tratar de explicarlo: si el presidente del Gobierno anuncia que el estado de alarma desaparecerá justamente dentro de un mes; si los medios de comunicación propagamos que va a llegar una oleada de vacunas que van a inocular a la mayoría de la población en cinco meses; si se anuncian la reapertura de los festivales musicales o eventos deportivos con público para las próximas semanas; si el Mobile logra (y nos felicitamos mucho por ello) organizar su certamen en Barcelona, y así podríamos añadir otros muchos más ejemplos, al final, todas estas buenas noticias disparan el optimismo y acaban provocando, se quiera o no se quiera, una lógica relajación de la ciudadanía en sus medidas de control de la covid. Tras muchos meses de fatiga mental por las políticas restrictivas, la cercanía del final de esta larga pesadilla y la llegada del buen tiempo están generando una reacción bien natural de un menor rigor en la interacción social de la ciudadanía.
Sin saber todavía cómo afectarán las vacaciones de Semana Santa ala evolución del apande mi a, lo que ya es una evidencia es que todas las administraciones están detectando más reuniones, actos o fiestas multitudinarias por parte de grupos que no forman parte de una misma burbuja familiar. Solo hace falta darse una vuelta por las plazas, parques o terrazas de bares y restaurantes para comprobar cómo se ha multiplicado el prudente aforo de semanas anteriores.
La situación es idéntica en toda España, pero en el caso concreto de Catalunya, el Departament de Salut se ha empezado a plantear nuevas medidas si esta relajación sigue así en las próximas semanas. Por esta razón se decidió volver al confinamiento comarcal para ver si se podía frenar este ambiente de superación de la pandemia. “Si la gente no toma conciencia de la grave amenaza que se cierne sobre los hospitales, no quedará otra alternativa que volver a fijar restricciones”, nos cuentan en Salut. Por tanto, a pesar de los buenos augurios y de la proximidad del final del drama, hay que recordar que la covid aún no está bajo control. Esta es la consigna que no deberíamos olvidar.