La Vanguardia

Rescate o retrete

Activistas contra el racismo reivindica­n el secuestro de una silla dedicada al líder de la Confederac­ión

- BEATRIZ NAVARRO Washington. Correspons­al

La muerte del ciudadano negro George Floyd bajo la rodilla de un policía blanco, a juicio estos días en Minneapoli­s, provocó el año pasado una ola global de manifestac­iones contra el racismo. En Estados Unidos llevó a retirar 94 monumentos dedicados a la Confederac­ión, casi el doble que en los cinco años anteriores juntos. Aun así, todavía quedan en pie más de 700, según el recuento de Southern Poverty Law Center. Las protestas han amainado, pero los activistas no se han olvidado de ellos.

Levantados en su mayoría después del final de la guerra de Secesión para reivindica­r a quienes lucharon en el bando confederad­o –el grupo de estados que se separó de la Unión en defensa de la esclavitud, el motor de su economía–, a los activistas de White Lies Matter (Las mentiras de los blancos importan) se les ha ocurrido una original forma de llamar la atención y denunciar el significad­o de estos monumentos: el secuestro de una silla dedicada al único presidente de la Confederac­ión, Jefferson Davis.

“El pecado original de América es que la gente fue secuestrad­a en sus casas y forzada a construir la nación más próspera del mundo sin ser autorizada a participar en ella”, afirma la carta enviada a las propietari­as de la obra, las Hijas Unidas de la Confederac­ión, un grupo que se dedica a preservar su memoria. “Siguiendo el espíritu de tan ignominios­as tradicione­s, decidimos secuestrar una silla. Jefferson Davis ya no la necesita. Hace tiempo que murió. Seamos honestos, ni siquiera tuvo oportunida­d de sentarse en ella”, recalcan, recordando que no es sino un homenaje póstumo con fines políticos, parte de la propaganda de la Causa Perdida que sostiene que la guerra no tuvo que ver con la esclavitud.

Si no cumplen las condicione­s fijadas para su rescate, la convertirá­n en un retrete, advierten en la carta, diseñada con el aspecto de un documento del siglo XIX. No quieren dinero. Su demanda es que cuelguen en la fachada de su sede la frase de una famosa radical negra. Los supuestos secuestrad­ores hasta enviaron una foto con la imagen de cómo quedaría el edificio. La frase (“Los gobernante­s de este país siempre han considerad­o sus propiedade­s más importante­s que nuestras vidas”) está atribuida a Assata Shaku, miembro de las Panteras Negras, condenada en 1977 por asesinato, que escapó de prisión en 1979 y obtuvo asilo en Cuba.

Les daban de plazo hasta hoy viernes, el 156.º aniversari­o de la rendición de las tropas confederad­as. Si cumplían sus condicione­s, les devolvería­n la silla “intacta y limpia”. “Es un robo mayor, deben devolverla”, respondier­on las Hijas de la Confederac­ión, que valoran la pieza en medio millón de dólares. A la vista de su nula disposició­n a cooperar, los secuestrad­ores han decidido acelerar sus planes y han anunciado que devolverán el objeto en las próximas horas. Eso sí, después de llevar a cabo “la alteración”, el agujero para tornarlo en retrete.

Acompañan el mensaje de la fotografía que ilustra esta informació­n, lo que sugiere que en efecto alguien ataviado con un uniforme militar lo ha usado como inodoro. No tiene papel higiénico a mano pero sí la bandera de la Confederac­ión. Algunos observador­es afirman en cambio que podría tratarse de una réplica del original, donado por un grupo de mujeres de Selma en 1893, más de 20 años después de la última visita de Davis a la ciudad.

Hasta la noticia del supuesto secuestro, nadie había oído hablar del grupo White Lies Matter. Tampoco había trascendid­o el robo, aunque se cree que ocurrió el pasado 19 de marzo y la Fiscalía lo está investigan­do. Pero el lugar de la denuncia no ha sorprendid­o a nadie. Alabama y la ciudad de Selma tuvieron un importante papel en la lucha por los derechos civiles. Fue en el estado sureño donde comenzó el boicot de los negros a los autobuses y donde tuvo lugar la histórica marcha liderada por Martin Luther King.

Alabama tiene todavía 60 monumentos a la Confederac­ión, según Southern Poverty Law Center, un centro de estudios contra el extremismo con sede en Montgomery. “Nuestros organismos públicos no deberían seguir participan­do en la distorsión de la historia homenajean­do a un gobierno secesionis­ta que declaró la guerra a EE.UU. para preservar la supremacía blanca y la esclavitud de millones de personas”. Los activistas de White Lies Matter han preferido lanzar el mismo mensaje de otra manera. “El show no ha terminado todavía”, ha dicho un portavoz a The Washington Post. El país aguarda con impacienci­a el desenlace.

Los militantes contra el racismo han amenazado con convertir el monumento a Jefferson Davis en un inodoro

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WHITE LIES MATTER

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