Miremos a África a los ojos
El sector exterior de la economía española desempeña un papel fundamental en el crecimiento económico del país desde la crisis del 2008. Si queremos que siga siendo así, es necesario que diversifiquemos la internacionalización empresarial española, excesivamente dependiente de Europa y de América Latina, donde la inversión se está deteriorando desde el 2017 y no parece que la tendencia vaya a cambiar. Es urgente que prestemos atención a mercados de mayor potencial de crecimiento y más oportunidades de negocio. África, con su llamativa demografía y cada vez más democrática, industrializada y urbanizada, presenta muchas de estas oportunidades, que no solo pasan por las infraestructuras o las exportaciones industriales, sino que el consumo promete enormes beneficios. Actualmente, en África hay 800 millones de usuarios de teléfono móvil y 122 usuarios de servicios financieros a través de móviles.
África crece por encima de la media mundial, pero, aun así, su PIB sigue siendo inferior al de India –1,9 billones de euros frente a 2,3 billones–, con lo que ofrece un margen sustancial de crecimiento. Además, se democratiza progresivamente gracias al empoderamiento de una sociedad civil mayoritariamente joven. Tiene la tasa de emprendimiento más alta del mundo, el 22% de la población africana en edad de trabajar está iniciando un negocio.
Según las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), en el 2030 casi el 50% de las economías de mayor crecimiento serán africanas. Se han producido también avances en materia de seguridad jurídica y planes para una mayor integración económica.
África está convirtiéndose en zona central en la geopolítica del planeta, no solo por causas demográficas –tendrá 2.500 millones de habitantes en el 2050–, sino también por sus recursos naturales, por el desafío del cambio climático, por sus movimientos migratorios hacia Europa, por sus conflictos sociales, pero, sobre todo, por su propia capacidad productiva. África es el continente de más rápido crecimiento de la inversión extranjera directa (IED) y ofrece uno de los rendimientos más altos del mundo.
La poca presencia española en África se explica por la falta de experiencia y contactos de las corporaciones de nuestro país en el continente, unida a la poca capacidad de influencia del Gobierno español. Pero parece que algo está cambiando, el nuevo Plan África a nivel gubernamental es una muestra del cambio de dirección positivo. La relación especial de España y Marruecos en la geografía migratoria euroafricana, su experiencia de cooperación transfronteriza y el incremento de sus relaciones económicas pueden ser una base sólida en el marco más amplio de las relaciones entre la Unión Europea y África. Necesitamos un nuevo enfoque, hasta ahora basado mayoritariamente en solidaridad a fondo perdido, uno de colaboración win-win que contribuya al progreso y crecimiento de ambas partes.
España, país bicontinental, es el país europeo más interesado en liderar el acercamiento. Es urgente movilizar a nuestro sector empresarial. ¡Para España no es una oportunidad, es una necesidad!