La impunidad
La noticia de ayer culminaba un listado de noticias parecidas, siempre en la misma y siniestra dirección: la impunidad de la extrema derecha, con especial protección en ámbitos judiciales y políticos.
No olvidemos que España nunca rompió con el franquismo, ni con la ideología fascista que lo acuñó, hasta el punto de permitir que la familia del dictador disfrutara de todo tipo de privilegios. Y el cadáver del propio tirano se mantuvo en un fastuoso y esperpéntico mausoleo, a mayor gloria de su vileza criminal, hasta el 2019, es decir, 44 años después de acabar la dictadura. Y si hacemos el listado de los amigos de la extrema derecha que gozan de altos cargos institucionales, desde los Tebas futboleros hasta los De los Cobos multitarea, el círculo de impunidad se cierra con broche de oro: ser de extrema derecha no solo no se castiga en España, sino que acumula méritos en la carrera del poder. Añadamos la impunidad con que los partidos nazis cabalgan a sus anchas y culminamos un panorama siniestro.
La última noticia, sin sorpresa añadida, dado el background de la cosa, ha sido la decisión de la Audiencia Provincial de Madrid de frenar el ingreso en prisión de los agresores ultras de Blanquerna, con sentencia firme en el Supremo desde julio del año pasado, pero sin ningún día en prisión. La excusa, la resolución de los recursos de amparo en el Constitucional y las peticiones de indulto. O sea, lo mismito que los presos políticos catalanes, pero libres de molestias carcelarias. Previamente el Supremo ya les había rebajado la pena al inadmitir el agravio de discriminación ideológica, lo cual dejaba el ataque en simple altercado violento. Para más escándalo, uno de los ultras estaba fugado y ahora se ha fugado un segundo. Y, en remate final, el líder de Falange Manuel Andrino podrá hacer campaña como cabeza de lista en los comicios madrileños. Y ello a pesar de que, además de la condena de Blanquerna, en el 2005 fue condenado por estafar a una anciana con dificultades cognitivas, para quedarse su casa, arrestado por presunta posesión ilícita de arma de fuego y ahora está procesado por incitación al odio en el juzgado de lo penal 8 de Barcelona. Una perla, pues, que debería estar en prisión, y que, sin embargo, hará campaña a favor del fascismo sin ningún problema. Y suma y sigue, con otros antecedentes escandalosos, desde García Juliá, el asesino de Atocha, liberado por el juez, hasta Cuevas Silvestre, el asesino de Guillem Agulló, libre y también candidato en unas elecciones.
Es el fascismo. Es la impunidad. Es la realidad negra de España.
Ser de extrema derecha en España acumula méritos en la carrera del poder