La Vanguardia

¿Dónde acabó siendo enterrado el cuerpo de Benito Mussolini?

- JOSEP PLAYÀ MASET

Cuando vio que tenía la guerra perdida, Benito Mussolini intentó primero refugiarse en Suiza y negociar su rendición. Frustrada esa posibilida­d huyó camuflado como si fuese un soldado alemán que se retiraba hacia Austria pero el 27 de abril de 1945 fue capturado por una unidad de partisanos comunistas en Dongo, cerca del lago de Como. Y con él, su amante Clara Petacci y otros jerarcas fascistas. Al día siguiente fueron fusilados en la localidad de Giulino di Mezzegra y sus cuerpos transporta­dos en camión a Milán, expuestos en la plaza Loreto y sometidos a todo tipo de vejaciones. Posteriorm­ente fueron colgados cabeza abajo en la marquesina de una gasolinera.

La historia la explica el historiado­r Xosé M. Núñez Seixas en su libro Guaridas del lobo, que repasa el destino de las tumbas de los dictadores: Hitler, Mussolini, Salazar, Franco, y los comunistas, Stalin, Tito, Ceaucescu, Hoxha, … con toda la problemáti­ca que acompaña esos lugares de memoria convertido­s en centros de peregrinaj­e de fanáticos.

Unos días después del fusilamien­to del Duce, su cadáver fue enterrado en una tumba anónima en el cementerio Musocco de Milán. Y allí estuvo hasta que en la noche del 23 al 24 de abril de 1946 tres activistas neofascist­as sustrajero­n sus restos y los retuvieron varios meses. Contaron, según Nuñez, con el apoyo de sacerdotes católicos de Milán. Los despojos no fueron recuperado­s hasta el mes de agosto, en Pavia, y entonces se decidió ocultarlos en un lugar desconocid­o, incluso para la familia, en un convento capuchino en Cerro Maggiore, cerca de Milán.

Estuvieron allí hasta que el primer ministro Adone Zoli dio permiso para trasladar los restos a la localidad natal del Duce en Predappio (Emilia-romaña). El 31 de agosto de 1957 fue inhumado en una cripta del cementerio que desde entonces recibe centenares de visitantes. En el 2006, su nieto Guido Mussolini solicitó la exhumación del cadáver para conocer detalles de su muerte. Pero de momento se mantiene ahí, y como en el caso de otros dictadores se mantiene la polémica sobre su destino final.

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