Voto nulo sin precedentes gracias al indigenismo
La sorpresa de estas elecciones fue el candidato del movimiento indígena Pachakutik, Yaku Pérez, que en la primera vuelta quedó tercero, a cuatro décimas de pasar a la segunda y enfrentarse con el correísta Andrés Arauz, lo que probablemente le hubiera convertido en presidente. Con 52 años y un futuro político prometedor como líder de una nueva izquierda ecologista, Pérez no apoyó el domingo a Lasso ni a Arauz y pidió un “voto nulo ideológico”. Aunque a la vista de los resultados y de la opinión disidente de algunos dirigentes de Pachakutik, muchos de sus votantes, a pesar de ser progresistas, se decantaron por Lasso para que no regresara el correísmo, también es evidente que el llamamiento de Pérez a anular el voto tuvo un éxito sin precedentes en la historia electoral ecuatoriana. Más de 1,6 millones de electores votaron nulo, el 16,29% de los sufragios en un país de 17 millones de habitantes. Pérez consiguió el 7 de febrero el 19,3% de los votos, por lo que está claro que una buena porción de sus seguidores siguió su consigna. Hasta ahora, el porcentaje promedio de sufragios nulos en unos comicios presidenciales era del 9% y la anulación de voto más alta había tenido lugar en la primera vuelta del 2006, con el 11,8%, una elección que acabaría ganando el socialista Rafael Correa, que el domingo fue el gran derrotado.