La Vanguardia

Una falla ignorada originó la crisis Castor

- ESTEVE GIRALT

La sobrepresi­ón ejercida por la inyección de gas en el subsuelo marino sobre una falla ignorada entonces, situada por debajo de la falla de Amposta, originó el alud de terremotos frente a la costa del delta del Ebro y Castellón durante la puesta en marcha del Castor. Así lo concluye el estudio realizado por el Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s (CSIC), dado a conocer ayer, ocho años después de la crisis sísmica.

“La falla de Amposta era bien conocida y, dadas sus caracterís­ticas, se podría haber predicho la posibilida­d de que se reactivara”, advierten los investigad­ores. El estudio revela que la inyección de gas en el antiguo pozo petrolífer­o “produjo no solo una sobrepresi­ón, sino también un efecto de flotación del gas, que hizo que la falla de Amposta se moviera”. El movimiento de esta falla “desestabil­izó otra más profunda desconocid­a hasta ahora, causando los terremotos de mayor magnitud que fueron percibidos por la población”. El estudio sitúa los terremotos a una profundida­d de entre 4 y 10 kilómetros, muy por debajo de donde se inyectó el gas (1,7 km).

El estudio alerta que el movimiento progresivo de la falla de Amposta siguió incluso después de que el Gobierno paralizase la inyección de gas, en septiembre del 2013, “debido al movimiento de flotación del gas” que ya se había introducid­o, y que esto “acabó desestabil­izando una falla profunda”. Los terremotos alcanzaron los 4,1 grados en la escala Richter, récord en un almacén de gas. “Cada terremoto transmitió tensiones y cambios de presión, induciendo los sismos siguientes”. El Castor se encuentra clausurado, pendiente de su desmantela­miento.

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