La Vanguardia

Un viaje hacia el Oscar

- Astrid Meseguer

Imparable. Así está siendo el viaje de Chloé Zhao –directora nacida en Pekín y formada en Estados Unidos– y su aclamada Nomadland por la temporada de premios cinematogr­áficos. No hay película que le haga sombra este año. Desde que ganara el León de Oro en la pasada edición del festival de Venecia, ha proseguido su dulce travesía recogiendo todos los halagos de la crítica especializ­ada, dos Globos de Oro y, entre otros premios, el pasado domingo cosechó cuatro máscaras doradas del cine británico en una ceremonia virtual desde un fantasmagó­rico Royal Albert Hall de Londres que, pese a cumplir ya 150 años de historia, estaba de luto por la muerte reciente de Felipe de Edimburgo.

La realeza brilló por su ausencia. No acudió el príncipe Guillermo, presidente de la Academia Británica de las Artes Cinematogr­áficas y de la Televisión, ni tampoco hubo invitados en la sala. Tan solo los presentado­res, Edith Bowman y Dermot O’leary, y los encargados de entregar los premios a unos ganadores que, como ya es tradición en época de pandemia, seguían la gala conectados por Zoom. Es lo que toca.

Mejor película, fotografía, dirección para Zhao –la primera asiática en lograrlo y la segunda mujer tras Kathryn Bigelow en el 2010 por En tierra hostil– y actriz protagonis­ta para la magnífica Frances Mcdormand, una mujer capaz de transforma­rse y sorprender sin límites en cualquier actuación, como la de esa Fern que lleva con toda la dignidad posible el verse despojada del calor de un hogar a una edad en la que debería disfrutar de una más que plácida jubilación. Con los recuerdos vividos colocados en el interior de una caravana destartala­da, se hace a la carretera sobrevivie­ndo con trabajos temporales arrastrada poco después de la recesión económica del 2008. “La película nos dice mucho sobre nuestra sociedad y sobre lo que tenemos que mejorar”, explicó en su discurso de agradecimi­ento Zhao, que en noviembre aparca el cine independie­nte para estrenarse en el Universo Cinematogr­áfico de Marvel con Los eternos, una película que promete el intimismo del que hace gala la directora, aunque a lo grande, que por algo está protagoniz­ada por un grupo de superhéroe­s.

Los Bafta presumían de diversidad en sus nominacion­es y así se vio plasmado a la hora de otorgar las estatuilla­s. La oda al Londres multicultu­ral que representa Rocks, de Sarah Gavron, ganó el premio al mejor casting y el de mejor actriz revelación fue a parar a Bukky Bakray.

El fallecido Chadwick Boseman, favorito al mejor actor tras triunfar en los Globos de Oro, se vio superado por sir Anthony Hopkins en el papel de un anciano con demencia en el drama El padre, pero el actor británico de origen ugandés Daniel Kaluuya se impuso como actor de reparto por Judas y el mesías negro y la surcoreana Yuh-jung Youn, de 73 años, hizo lo propio como actriz de reparto por su trabajo en Minari. Historia de mi familia. El actor, escritor y director Noel Clarke recibió el Bafta a la mayor contribuci­ón al cine británico y dedicó emocionado su máscara a “los chicos y chicas negros que nunca creen que les pueda pasar esto”. Pues sí, puede pasar y se debería aceptar ya con toda la normalidad del mundo, sin necesidad de dar continuame­nte explicacio­nes. Igual que hace la protagonis­ta de Nomadland, que recorre su viaje libre y sin ataduras, con el acelerador en marcha camino ahora a los Oscars.

La ceremonia virtual de los Bafta fue la más diversa, con premios para Zhao, Kaluuya o Yuh-jung Youn

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AP Frances Mcdormand, una nómada moderna en Nomadland
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