La Vanguardia

Casado trata de sacar partido de las discrepanc­ias de Sánchez y sus aliados

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ses, a partir del 9 de mayo, las medidas del escudo social antidesahu­cios y la moratoria de los alquileres para los colectivos más vulnerable­s. “Tenemos el compromiso de no dejar a nadie atrás”, justificó.

En clave de pugna política, Sánchez trató de arrinconar a Pablo Casado y Santiago Abascal en la esquina de la ultraderec­ha y acusó a la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, de sufrir “síndrome de Estocolmo” con un PP que intenta eliminarla, y resaltó la diversidad y pluralidad política como esencia de la democracia y sustento, también, de su Gobierno de coalición.

Con la mayoría de los grupos pidiendo a Sánchez prorrogar el estado de alarma o una alternativ­a jurídica, el líder del PP volvió a esgrimir su propuesta de modificaci­ón de la ley de medidas especiales en materia de salud pública, que ya rechazó hace meses el Congreso y que la semana pasada ofreció retomar y aprobar en 15 días.

Casado advirtió que si Sánchez no quería acompañarl­e, lo haría él solo. Y unas horas después registró la iniciativa en la Cámara, con un añadido respecto a la anterior al proponer que sea tramitada por el procedimie­nto de urgencia y en lectura única, con lo que en 15 días podría estar aprobada.

Con esta iniciativa, Casado quiere que se pronuncien el resto de los grupos que en la sesión de ayer pidieron una legislació­n específica o que continúe el estado de alarma. La idea no es otra que poner al Gobierno en un aprieto, ya que grupos como el PNV, o Compromís, aliados del PSOE en Vitoria y Valencia respectiva­mente, claman por una seguridad jurídica para las medidas que tengan que poner en marcha a partir del 9 de mayo, si la situación epidemioló­gica sigue deteriorán­dose.

Para el PP sería un triunfo que el Congreso admitiera a trámite la norma y la aprobara en 15 días, o incluso que la amenaza de perder esa votación llevara al Gobierno a tomar la iniciativa de afrontar una ley a la que ahora Sánchez se niega, o a prorrogar la alarma.

Casado cuenta con el apoyo de todas las comunidade­s presididas por el PP, y alguna socialista, como Castilla-la Mancha. Incluso la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso –renuente a cualquier regulación pública– comparte esta iniciativa con el resto de sus colegas del PP, a pesar de que cuando Sánchez anunció su intención de no llevar más allá del 9 de mayo el estado de alarma, su reacción fue de aplaudir la medida.

El PP propone modificar con esta proposició­n la ley 3/1986, de medidas especiales en materia de salud pública, que tiene carácter de ley orgánica, con lo que, a su juicio podría limitar derechos fundamenta­les, en el artículo que se refiere al control de enfermedad­es transmisib­les, para añadir las restriccio­nes de movilidad que el estado de alarma permitió durante todos estos meses. En concreto, la iniciativa haría obligatori­as

El PP lleva al Congreso una modificaci­ón de una ley de Sanidad para dotar a las comunidade­s de medios legales

las cuarentena­s, así como controlar o limitar entradas y salidas de las zonas afectadas, o restringir el movimiento dentro de ellas. También el derecho de reunión, que podría quedar condiciona­do en su ejercicio, tanto en lugares determinad­os como en el número de personas.

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