La Vanguardia

La desdicha de la Casta Diva

- Màrius Carol

Maria Callas es uno de los grandes mitos del siglo XX, no solo por su voz insuperabl­e, sino también por su desdichada vida. Los iconos parece que estén condenados a morir jóvenes y a ser infelices. Es el caso de la soprano, de la que acaba de publicarse una biografía titulada Cast a Diva: The hidden life of Maria Callas, escrita por Lyndsy Spence, que ha tenido acceso a materiales inéditos. Una carta a su secretaria revela que Aristótele­s Onassis la habría maltratado y por el diario de una de sus amigas íntimas descubre que el naviero griego llegó a drogarla para satisfacer sus fantasías sexuales. De su segundo marido, el industrial italiano Giovanni Battista Meneghini, a quien llama“el piojo”, la biógrafa explica que le robó la mitad de su dinero al poner a su nombre todo lo que ganaba en los escenarios desde el día en que se casó. Callas incluso se quejaba de su madre, que vendía exclusivas sobre ella a la prensa, mientras que su padre le hacía creer que estaba grave en el hospital para que le enviara dinero.

Pero una de las anécdotas más terribles

Una biografía de Callas resalta que Onassis la maltrataba y abusaba de ella

la explica José Luis de Vilallonga en sus memorias, el día en que sir Winston Churchill, a bordo del Christina, pidió a Callas, después de cenar, que cantase a cappella. Ella no se atrevió a negarse: interpretó Son vergin vezzosa, del primer acto de I puritani. Se hizo el silencio y todo el puerto pareció escucharla. Lo terrible es que cuando Churchill le pidió que repitiese el aria mientras aplaudía entusiasma­do, Onassis agarró a Vilallonga por el brazo y, arrastránd­olo hacia atrás, le dijo: “¡Cómo detesto la ópera! Si esta maldita mujer no supiera cantar todo sería perfecto”. Un desprecio que era un acto de desamor y un insulto al arte.

Callas nunca cantó una ópera en el Liceu, por increíble que parezca, únicamente interpretó un recital en 1959. Los liceístas eran partidario­s de la Tebaldi y en la primera parte del concierto incluso lanzaron descortesí­as en forma de vítores a la rival de Callas. Sin embargo, en el aria Col sorriso d’innocenza consiguió un aplauso unánime de varios minutos. En la biografía de Spence, se habla de esta rivalidad. En una ocasión Callas dijo que no se podían comparar sus voces porque eran como el champán y la cocacola. Tebaldi la acusó de no tener corazón. Más tarde se reconcilia­ron y la soprano italiana no tuvo ningún problema en reconocer que la Callas era la mejor. Murió en 1977, con 53 años, tras afirmar que nunca había conseguido que la quisieran las personas que estaban a su lado. El destino de los mitos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain