Simbiosis y música con Gatti
Integral de las Sinfonías de Schumann
Intérpretes: Mahler Chamber
Orchestra
Dirección: Daniele Gatti
Lugar y fecha: Palau de la Música Catalana (12 y 13/IV/2021)
Las emotivas palabras de Daniele Gatti al acabar la cuarta Sinfonía de Schumann explicando cómo la pandemia había silenciado a la Mahler Chamber durante meses, y el agradecimiento que él y la orquesta manifestaban hacia el Palau de la Música, que la formación tradujo en un aplauso dirigido al público, culminaron estas dos magníficas sesiones dedicadas a las sinfonías de Schumann. Simbiosis de aplausos y de emociones musicales.
En esta ocasión al menos muchos músicos de la orquesta vibraban en pasajes de las sinfonías, en un absoluto compromiso con la línea del maestro Gatti. Hay que decir que algunas orquestas se enfadan, pero hay pocos que ejercen de maestros en esta profesión y, claro está, es más cómodo dejar tocar, ya que las buenas orquestas tienen estos repertorios a la mano. Aunque no es tan fácil con el Schumann sinfónico, obra magistral que nos lleva a pensar sobre el desarrollo del género a partir, o posterior, a Beethoven que es quizá la cumbre máxima e incluso atemporal, aunque su obra (su sombra) condicionó sin duda todo lo que le siguió hasta la gran y tardía rendición de cuentas de Brahms. Es interesante reflexionar sobre esa obra intermedia y de búsqueda que reúne genios como Mendelssohn, Schumann, o Berlioz.
Volviendo a lo nuestro, la Sinfonía nº 1, dejó ver que Gatti planteaba una visión personal, seguro de su concepción, abriendo con una colorida llamada de caza en los metales, más que la habitual fanfarria, y que su lectura nos habría de llevar por caminos de intensidad expresiva y a la vez muy cuidados matices. Confirmando los meses de paro, la orquesta no respondió en el primer programa con la agilidad exigida, con momentos pesantes en el comienzo y algún desajuste inicial (violas), que luego el entusiasmo schumanniano –y la calidad de los músicos– fue ajustando. La abigarrada orquestación de Schumann en general suele llevar a zonas de saturación si no se cuidan los planos y los tempi, y en general disfrutamos de cuidados equilibrios además de la musicalidad de las secciones y de un tratamiento rítmico ejemplar, aéreo, ágil. Brillantes primeros violines en general (sobretodo en la cuarta), excelente tarea del concertino, al igual que la definición de violoncelos y violas, y qué decir de las trompas y metales en general, en unas obras en que tienen gran protagonismo. En la Renana se lucieron detalles de fraseo, deliciosos en las maderas, pero las sinfonías segunda y cuarta, en la sesión final, culminaron una tarea con muestras ejemplares del tratamiento de las tensiones, agilidad rítmica, intensidad en la expresión, en versiones –sobretodo la nº 4– sin complejos, con un fraseo elegante y momentos de intensidad que contrastaron con la solemnidad de los corales y la riqueza de los vientos. La rítmica, la gracia y bien estructurada parte final culminaron un trabajo ejemplar de orquesta y director que no dejó, en la velocidad e intensidad del discurso de señalar detalles.
El Schumann orquestal suele llevar a zonas de saturación pero en el Palau disfrutamos de una rítmica aérea y ágil