La Vanguardia

Muro blanco en Anfield

El Madrid se clasificó ante un Liverpool que tuvo ocasiones y falló en el remate

- CARLOS NOVO

El Real Madrid se metió en la semifinal de la Champions, en la que se medirá al Chelsea, después de un ejercicio de contención en Anfield ante un Liverpool que tuvo sus oportunida­des de voltear la eliminator­ia pero no estuvo nada fino en el remate. No jugó bien el Madrid, que especuló demasiado con el resultado de la ida y por momentos se las vio y deseó para contener las embestidas del Liverpool. La virtud del Madrid fue no desordenar­se atrás y tirar de oficio con un fútbol control. Sin embargo, su juego careció de grandeza y sobrevivió en muchas fases por las paradas de Courtois y el buen partido de su improvisad­a paraje de centrales: Nacho y Éder Militão.

El duelo no tuvo nada que ver con el Psg-bayern de la víspera. Donde en París hubo mucho fútbol de vértigo, de alto voltaje, en Anfield se vio a un Liverpool que quería y no podía y un Real Madrid dedicado a dejar pasar los minutos y buscar que el paso del tiempo desquiciar­a al rival.

El Madrid nunca estuvo muy interesado en ganar el partido. En contra de lo que dijo Zidane en la rueda de prensa la obsesión del Madrid fue siempre no perder el control de la eliminator­ia, para lo que necesitaba sobre todo defenderse con la posesión y alejar al Liverpool de su área.

El plan le salió bien a Zidane en la primera parte solo porque Courtois sostuvo a su equipo con dos grandes paradas, la primera a los dos minutos en un balón que le sacó con el pie a Mo Salah. La segunda fue un vuelo para desviar un remate de Milner que se colaba por la escuadra.

Durante ese primer tiempo el Madrid solo sufrió de veras en los primeros minutos y en los últimos, algo previsible. El Liverpool empieza siempre a toda pastilla y acaba más o menos igual.

El Madrid hubiera necesitado un gol para rebajar los ánimos de los reds pero solo se aproximó una vez al área de Alisson, un remate de Benzema que desvió un defensor y se fue al palo del portero brasileño.

Zidane sorprendió con la alineación al colocar a Fede Valverde en el lateral derecho en sustitució­n del lesionado Lucas Vázquez. La opción Odriozola quedó descartada por el mal papel del donostiarr­a en el clásico.

El uruguayo se defendió a duras

EL MEJOR

Courtois sostuvo a su equipo con grandes paradas en los mejores momentos del Liverpool

Zidane colocó a Fede Valverde en el lateral derecho y dejó a Odriozola en el banquillo

penas de las incursione­s de Mané. Sacrificó la potencia de sus habituales subidas al ataque para defender su zona con uñas y dientes pese a no conocer la labores del oficio.

Lo peor del Madrid fue la sensación de jugar mirando continuame­nte el reloj. Cuando Modric o Kroos tomaban el balón no se preocuparo­n de amenazar al contrario con envíos profundos. Casi siempre reculaban para dar un pase de seguridad hacia atrás.

La presencia de Marco Asensio y Vinícius en la banda no le sirvió de mucho al equipo. Vinícius estuvo algo más revoltoso pero apenas tuvo peso en el juego porque no le llegaron balones para poder montar la contra.

Si el Madrid empezó mal la primera parte la terminó con susto, dos remates en buena posición de los reds que se fueron alto, uno de Salah y otro de Wijnaldun en inmejorabl­e posición.

La segunda parte comenzó igual que el partido. El Liverpool puso cerco al área blanca y ya pudo marcar en el 46, lo que evitó otra vez Courtois con otra buena parada a Firmino.

La presión del Liverpool se atenuó un poco otra vez con el paso de los minutos y Klopp dio una vuelta de tuerca a su equipo a la hora de juego al meter a Thiago por Milner y a Diogo Jota por un central, Kabak, un cambio tremendame­nte ofensivo.

El plan benefició al Liverpool, que arrinconó al Madrid en su área. Zidane reaccionó con uno de sus cambios sorprenden­tes. Quitó a Kroos por Odriozola al tiempo que sacaba a Vinícius por Rodrygo Goes, este un cambio más natural.

Resistió el Madrid en sus peores momentos con una defensa espartana y despejando el balón al patadón. Pasada la media hora la lluvia sobre el Madrid amainó. El Liverpool notaba el cansancio y el fútbol

heavy metal de Klopp no se veía por ningún lado. Ya no es aquel equipo inhumano que arrasó en la Premier. Entró Isco por Asensio para sujetar mejor el centro del campo.

Los últimos minutos se jugaron en el área del Madrid, pero el Liverpool ya atacaba por inercia y poca fe. El gol no se veía venir y en cualquier caso los reds necesitaba­n dos para la clasificac­ión.

El Madrid se defendió con bravura y orden. La defensa, que venía hecha unos zorros sin Ramos ni Varane, fue lo mejor del equipo. Cosas del fútbol.

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del egipcio Salah
Muy acertado. Courtois detuvo todos los remates del Liverpool, como este del egipcio Salah
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DAVID KLEIN / REUTERS

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