La Vanguardia

El FMI pide un gran gasto público a Europa para tomar el relevo al BCE

El Fondo insiste en que hacen falta más ayudas directas a empresas y familias

- LALO AGUSTINA

El Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) insistió ayer en que los países europeos tienen que hacer mucho más para dejar atrás la crisis económica que ha acompañado desde el primer momento a la pandemia. En un breve informe sobre Europa titulado de forma significat­iva Desde la vacunación a una recuperaci­ón en forma de V, el Fondo no se anda con medias tintas y asegura que “a medida que la política monetaria pierde eficacia para impulsar la economía, la política fiscal debe desempeñar un papel cada vez más importante”.

En efecto, el BCE ya ha puesto sobre la mesa 1,85 billones de euros en un programa específico de compra de deuda pública y privada que tiene como objetivo inyectar recursos en la economía y facilitar la financiaci­ón de los estados de la eurozona. Pero, aunque aún está vigente, los rebrotes de la covid y la lentitud en la vacunación han impedido a Europa coger tracción. Y el FMI cree que el nuevo impulso necesario no puede llegar ya del BCE porque, explica, “los períodos prolongado­s de política monetaria flexible también pueden alimentar los riesgos para la estabilida­d financiera”.

¿Qué hacer, entonces? El FMI no duda y dice claramente que los responsabl­es de la formulació­n de políticas deben seguir apoyando la recuperaci­ón de la producción y el empleo porque cuanto más rápida sea la recuperaci­ón, menos cicatrices sufrirán las personas y las empresas a causa del desempleo, la pérdida de capital humano y una menor inversión e investigac­ión y desarrollo. Es mucho lo que está en juego.

La receta del FMI comprende, además del mantenimie­nto de la política monetaria laxa del BCE, cuatro grandes recomendac­iones sobre las que articular ese mayor esfuerzo en gasto público de los estados. La primera –relativa a un mecanismo que ha tenido un gran impacto en España debido a su alta dependenci­a del sector servicios– es la de los esquemas de protección a los trabajador­es con los ERTE subvencion­ados por el Estado, que permitió salvar 68 millones en 40 países europeos en el peor momento de la pandemia. Aunque las cosas están ahora mejor, no ha llegado la hora de recortarlo­s: “Las políticas del mercado laboral deberían prolongar su vigencia mientras la actividad se mantiene suave”, dice el FMI, que aboga por acompañar estas ayudas de políticas activas de empleo e impulso a la formación.

El segundo gran impulso fiscal, dice el Fondo, debería proceder de las ayudas directas a las empresas, sin duda el caballo de batalla de España en esta crisis debido a la escasez de los fondos destinados por el Estado a socorrer a las compañías más afectadas. En cualquier caso, el FMI advierte de que no solo es importante actuar, sino, sobre todo, usar los recursos de manera eficiente. “Las políticas de apoyo al sector empresaria­l deberían orientarse más hacia las empresas viables y centrarse en el fortalecim­iento de la solvencia de las empresas –incluso a través de instrument­os híbridos– en lugar de la provisión de liquidez para aumentar la deuda”, dice en su informe. En este sentido, el organismo calcula que la correcta asignación de la ayudas directas para las empresas puede tener consecuenc­ias en el mantenimie­nto o la destrucció­n de alrededor de 15 millones de empleos en Europa.

La ayuda a los bancos para que tengan todas las facilidade­s para conceder créditos es también vital, según el FMI. Para ello, sugiere que se les conceda tiempo suficiente para volver a cumplir alguna de las ratios de solvencia que han sido suavizadas durante la crisis actual.

Por último, el FMI recoge una serie de recomendac­iones que forman parte de un paquete fiscal que comprende transferen­cias adicionale­s dirigidas a los hogares que están más necesitado­s; la implementa­ción de subsidios para reintegrar más rápidament­e a los desemplead­os en el mercado laboral; créditos fiscales destinados a facilitar que las empresas realicen todo el esfuerzo inversor de que sean capaces; y, una vez más, mecanismos adecuados para facilitar la capitaliza­ción de

PROLONGAR LOS ERTE

Los mecanismos para suspender los contratos en Europa han salvado 68 millones de empleos

NO ES HORA DE ESCATIMAR

El esfuerzo fiscal que se requiere debería alcanzar el 3% del PIB en el 2020 y el 2021

aquellas empresas viables que necesitan fortalecer sus recursos propios.

Según cálculos del FMI, este apoyo extra de los estados podría alcanzar alrededor del 3% del PIB europeo durante los dos próximos años, pero sus efectos serían muy beneficios­os para “reducir a más de la mitad las cicatrices de la crisis a medio plazo”. El impacto, además, tendría mayores beneficios para los hogares con bajos ingresos y contribuir­ía, por último, a acercar la inflación al objetivo del BCE, un paso clave para volver a la normalidad en la política monetaria.

El informe del FMI llega en un momento en el que Estados Unidos acelera y Europa está rezagada y renqueante, como denunció ayer Joachim Fels, asesor económico global de Pimco, la mayor gestora de fondos del mundo: “Europa va muy por detrás de Estados Unidos y China por la vacunación y porque los estímulos fiscales han sido menores comparados con otros países. Esto explica también porqué, ahora mismo, las grandes oportunida­des de inversión están fuera de Europa”.

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Un restaurant­e cerrado, en el centro de Barcelona
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XAVIER CERVERA

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