Dudamel asume la dirección musical de la Ópera de París
El maestro permanecerá en el cargo seis temporadas
Gran expectación en el mundo de la clásica ante el nombramiento de Gustavo Dudamel como director musical de la Ópera de París, tal como anticipó La Vanguardia en enero. Su designación por parte de la prestigiosa institución francesa era un secreto a voces –“Si no es Dudamel solo puede ser Angela Merkel”, bromeaba esta semana el portal musical Slipped Disc–, pero ello no deslució la magia del evento.
Después de una última y celebrada función de Otello el día 14, en el Gran Teatre del Liceu, en la que el público le despidió con bravos y vítores, el maestro venezolano se presentó ayer ante la prensa en el Palais Garnier previo encuentro protocolario con el presidente Macron. Y expuso sus planes para esas seis temporadas por las que ha firmado, a partir de agosto: quiere aumentar el repertorio y abrir la institución a nuevos aires. “Debemos explorarlo todo, desde el principio del repertorio hasta lo más moderno”, indicó, informa Europa Press. Y recordó su concepción del arte “como poderosísima herramienta de transformación social”, para lo que ya hay proyectos en la Ópera de París, como la academia de ballet, “que incrementaremos”. “Es un reto fascinante, lo asumo con optimismo y felicidad”, añadió.
A sus 40, la trayectoria lírica de Dudamel es algo escueta. Ha pisado básicamente el foso de la Scala y el de la Ópera de Viena, y últimamente el del Liceu. Solo en una ocasión dirigió en París, en el 2017, una Bohème cuya experiencia “magnífica” influyó en su decisión de incorporarse al cargo.
Primer latinoamericano al frente de una gran ópera europea desde que Barenboim entrara en la Scala (2011-2014), Dudamel reemplaza en París al suizo Philippe Jordan. El director general de la Ópera, Alexander Neef, le calificó ayer de batuta “emblemática”, una de las “más talentosas y prestigiosas del mundo”, y destacó especialmente “la convicción” de Dudamel de que “hay que hacer la cultura accesible a todos”.
El músico vital y de energía generosa no tiene intención de abandonar su proyecto “El Sistema” de orquestas juveniles de Venezuela –“es mi familia”, dijo – ni tampoco la titularidad de la Filarmónica de Los Ángeles, puesto al que llegó en 2009 y para el que tiene contrato hasta 2026.
El miércoles, tras la última función de Otello, se despidió de los cuerpos artísticos del Liceu: “Me siento en casa, sepan ustedes que vuelvo pronto para La flauta mágica, lo vamos a pasar muy bien”.