La Vanguardia

EL BARÇA VUELVE A SER CAMPEÓN DE COPA

El Barça, con Messi al frente, arrolló al Athletic de Bilbao (0-4) y sumó el primer título de la era Koeman

- Juan B. Martínez Sevilla

No solo ganó, sino que deslumbró. No solo campeonó, sino que goleó. No solo levantó la Copa sino que se brindó una oportunida­d para el futuro. En La Cartuja de Sevilla el Barça de Koeman inauguró su casillero de títulos con una final en la que avasalló al Athletic y en la que no se desanimó por fallar una mano de ocasiones. Metió cuatro goles en trece minutos en la segunda mitad para levantar de forma majestuosa el primer trofeo del equipo blaugrana en tiempo de pandemia. Pudo festejar Joan Laporta, en la mayor alegría desde su regreso. Pudo vibrar el entrenador, que pasa una reválida día sí, día también. Pudo gritar de euforia Messi porque metió dos tantos, porque protagoniz­ó un partido de traca y porque fue el rey sol del que siempre será el equipo de su vida, el Barça, haga lo que haga. Pero no venció solo.

Fue elegido el mejor de la noche y estuvo bien secundado por Griezmann, que abrió el resultado. Y, sobre todo, por un De Jong descomunal, que marcó un tanto e intervino en otros dos de forma capital. Sevilla esta vez no fue maldita y el Athletic quedó perforado.

Se ganan el equipo y el club la oportunida­d, sin renunciar a la pelea por la Liga, de construir unas bases para el porvenir con un trofeo en las vitrinas. Se gana Koeman el mérito para continuar la próxima temporada. En una entidad tan inestable esta Copa sabe a tiempo para mejorar, para crecer, aunque no haya un euro en la caja.

Tras darle vueltas el técnico blaugrana optó por mantener el dibujo con los tres centrales. Acertó. Eso sí, introdujo a Piqué, que regresó tras un mes y medio lesionado, en el lugar de Araújo y se decantó por Griezmann en detrimento de Dembélé. Solo dos retoques pero una interesant­e puesta en escena del Barcelona, que tocaba hasta la saciedad y que tenía, de salida, profundida­d. El Athletic, en cambio, se protegía en su trinchera. Era como si los de Marcelino estuvieran aún petrificad­os por el miedo tras caer en la final de Copa aplazada ante la Real Sociedad. Nunca levantaron cabeza.

El conjunto blaugrana pudo marcar muy pronto. En especial con un balón filtrado por Busquets hacia Messi, que sirvió hacia De Jong. El holandés remató cruzado y la pelota besó el poste. No se alteró el Barça, que continuó con su fútbol de posesión infinita, con un Busquets gobernante, un Pedri certero, un Messi fino entre líneas y un Piqué expeditivo al corte. Dest remató, forzado, fuera, Griezmann no eligió bien tras una combinació­n con su capitán y el propio Messi fue bloqueado.

El Barcelona vivía en el campo rival y apenas sufría. El Athletic solo se aproximó en una falta lateral que Iñigo Martínez, al filo del fuera de juego, desvió fuera, y en una cabalgada de Williams abortada sin problemas por Ter Stegen.

LÍDER CON COMPAÑÍA

Messi fue el rey sol con dos goles pero estuvo bien secundando por un gran De Jong y por Griezmann

CRÉDITO PARA EL PORVENIR El equipo blaugrana apabulló en la segunda parte y el proyecto sienta unas bases para el futuro

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MARCELO DEL POZO / REUTERS
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El póster. Messi y Busquets levantando la Copa entre la algarabía de sus compañeros, anoche en Sevilla

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