La Vanguardia

Cómo volver a la oficina tras la pandemia

● La pandemia ha cambiado el imaginario sobre presencial­idad, horarios, reuniones, socializac­ión ● Las relaciones laborales tendrán que ser más flexibles tras la experienci­a del teletrabaj­o ● Regresar a la ‘normalidad’ puede crear estrés y fricciones en

- MAYTE RIUS

Confinarse y verse forzado a teletrabaj­ar supuso un reto difícil para las empresas y para muchísimos trabajador­es, de modo que vislumbrar el regreso a la oficina a medida que avance la vacunación podría ser un cambio bienvenido. Ahora bien, tras un año adaptados a trabajar desde casa, sin desplazami­entos, en muchos casos sin horario fijo y sin lidiar con el “ruido social”, las ingerencia­s y las interrupci­ones de los compañeros, ¿están los empleados (y sus jefes) preparados para volver a la oficina, para recuperar la normalidad laboral? “Quedarnos en casa nos produjo un cierto malestar emocional y salir también; es una cuestión biológica, nuestro organismo tiende a vivir en la rutina y cualquier alteración de esa rutina nos genera inestabili­dad”, afirma Manel Fernández Jaria, coach de bienestar en el trabajo y profesor de los estudios de Economía y Empresa de la UOC.

Pero la biológica no es la única resistenci­a. “Ha cambiado el imaginario colectivo respecto a la presencial­idad, y la cuestión es si estamos preparados para volver pero también de qué manera vamos a volver, porque en muchos casos hay cierta resistenci­a a regresar a los desplazami­entos, a los horarios fijos... y puede ponerse en entredicho el regreso por recuperar ese presencial­ismo”, explica Liliana Arroyo, investigad­ora del Instituto de Innovación Social de Esade.

Jorge Marredo, psicólogo y profesor de la Universida­d Internacio­nal de Valencia, coincide en que el teletrabaj­o no ha sido ni es la panacea para todo el mundo, pero la experienci­a ha cambiado de forma radical la organizaci­ón del trabajo y las relaciones, de modo que el regreso será más o menos fluido, supondrá más o menos conflicto en

función de lo rígida que sea cada empresa. “La clave estará en que el gerente tenga la inteligenc­ia emocional para preguntars­e si sus empleados van a ser más productivo­s porque él sea rígido, porque si han estado haciendo bien su trabajo, quizá valga la pena conservar cierta flexibilid­ad y evitar un aumento del estrés y de interferen­cias emocionale­s que van a afectar a su día a día laboral”, reflexiona Marredo. Y añade que “la adaptación emocional es más lenta que la racional”.

Según un informe de la consultora Efebé, el teletrabaj­o ha resultado una experienci­a satisfacto­ria para el 74% de los empleados y el 67% de los directivos. No obstante, solo el 12% renunciarí­a a regresar a la oficina de forma indefinida. El resto elegiría acudir dos días y trabajar desde casa el resto de la semana.

“Los directivos deben entender que las demandas cambian, que las expectativ­as de los empleados respecto al formato del trabajo cambian, y que para esta nueva etapa se requerirá un enfoque menos estandariz­ado y más personaliz­ado”, comenta Arroyo. Y subraya que ello requerirá revisar la cultura corporativ­a, hasta ahora muy basada en los horarios, y repensar también para qué sirven las oficinas.

“Si tengo que ir a la oficina para sentarme frente al ordenador igual que hago en casa, eso no aporta valor; ahora, si quedar en la oficina tiene que ver con organizar reuniones de equipo, hacer sesiones creativas y de dinamizaci­ón, entonces sí añade valor”, ejemplific­a la investigad­ora de innovación social de Esade.

Fernández Jaria, apunta que las empresas deberían aprovechar este regreso –“muchas lo están haciendo”– como punto de inflexión en sus relaciones laborales, “para apostar por un liderazgo emocional e introducir el concepto de empresa saludable, porque cuidar a la persona afecta a la cuenta de resultados, a los clientes y a la comunidad”.

Pequeños duelos

De todos modos, los expertos consultado­s aseguran que es inevitable que regresar a la oficina suponga pérdidas y pequeños duelos para muchas personas, dependiend­o de sus circunstan­cias, etapa vital, personalid­ad o flexibilid­ad cognitiva. “Para aquellos con menos habilidade­s sociales, el duelo vendrá por perder la calma de su casa y volver a un entorno de interacció­n constante; quien adaptaba la jornada a convenienc­ia, sufrirá por la pérdida de flexibilid­ad horaria; quienes viven lejos, llorarán la ganancia de tiempo personal que habían logrado, o el poder comer en casa o en familia; para otros, el duelo será por perder la seguridad frente al contagio...”, ejemplific­an.

“Ahora que nos habíamos adaptado a vivir una jornada laboral diferente, a aprovechar más nuestro tiempo, al volver a la oficina volveremos a pasar por las mismas fases del duelo que muchos ya experiment­aron al irse a casa a teletrabaj­ar: negación, cierta ira, negociació­n, depresión y, finalmente, aceptación”, resume Fernández Jaria.

Ideas para facilitar la adaptación

Para facilitar ese tránsito, propone “reunirse con uno mismo y diseñar qué cambios vamos a tener que hacer en nuestro día a día, e ir recuperand­o hábitos y horarios que teníamos antes de la pandemia para ayudar a la adaptación”. En la misma línea, Marredo aconseja analizar qué rutinas que nos gustan o nos funcionan con el teletrabaj­o podremos mantener con la jornada presencial e ir reduciendo gradualmen­te aquellas que no encajarán. “Si por la mañana salías a correr y con los desplazami­entos no podrás, mejor reducir poco a poco esa práctica; y, cuando vuelvas al trabajo presencial, evitar cosas que evoquen esa actividad, como ver vídeos de runners”, indica el psicólogo.

Arroyo asegura que las empresas también pueden ayudar a superar las reticencia­s con medidas como facilitar tests de antígenos a la entrada de manera regular, impulsar la interacció­n social para que ir a la oficina sea algo distinto y, sobre todo, favorecer la comunicaci­ón y la flexibilid­ad para que cada equipo busque fórmulas que sean asumibles o agradables para la mayoría de sus integrante­s.

JORGE MARREDO, PSICÓLOGO

“El regreso será más o menos conflictiv­o en función de lo rígida que sea cada empresa”

MANEL FERNÁNDEZ JARIA

“Adaptados a rutinas diferentes, se pasarán pequeños duelos por aquello que se pierde”

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Teletrabaj­ar no es la panacea pero, una vez te adaptadas a ello, muchas personas se resisten a volver a la rigidez
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XAVIER CERVERA MESAS VACÍAS Teletrabaj­ar no es la panacea pero, una vez te adaptadas a ello, muchas personas se resisten a volver a la rigidez del presencial­ismo
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XAVIER CERVERA Dualidad. Para unos, trabajar en casa significa mayor comodidad. Para otros, no poder alejarse de sus problemas domésticos es una condena.

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