Matteo Salvini
Líder de la Liga italiana
La justicia italiana procesará finalmente a Matteo Salvini por haber bloqueado durante 21 días el desembarco de 150 náufragos acogidos por el barco Open Arms en el 2019, en la etapa en la que fue ministro del Interior.
El líder de la Liga, Matteo Salvini, irá a juicio, acusado de un delito de secuestro de personas, por haber bloqueado durante veinte días en el mar a más de 150 migrantes rescatados por Proactiva Open Arms cuando era ministro de Interior en Italia. Así lo decidió ayer el juez de la audiencia preliminar del tribunal de Palermo, Lorenzo Janelli, siguiendo la petición de la Fiscalía que pedía procesarlo, contra la defensa de Salvini, que argumentaba que no había motivos para enjuiciarlo.
Janelli dispuso que el juicio comience a partir del 15 de septiembre, un proceso que los abogados de Open Arms esperan que dure por lo menos un año. El ultraderechista italiano ha asegurado que acudirá “con la cabeza alta”. Salvini, que durante su etapa en el Viminale hizo del cierre de puertos a los migrantes caballo de batalla político, sigue diciendo que al impedir que desembarcasen las personas rescatadas por la organización humanitaria estaba defendiendo a “la patria”, según sostuvo citando la Constitución. “Lo hice con orgullo y lo volvería a hacer de nuevo”, afirmó el Capitano tras conocer el veredicto.
Los hechos se remontan al verano del año 2019, cuando el barco de la oenegé catalana, el Open Arms, tras haber rescatado a 163 personas en tres operaciones de rescate, permaneció 21 días en el mar. Fueron unas jornadas críticas hasta que el fiscal de Agrigento permitió el desembarco en Lampedusa de los migrantes que quedaban, después de que doce de ellos arriesgaran su vida lanzándose al agua por desesperación. El fundador de Open Arms, Òscar Camps, aseguró en una rueda de prensa que el día de ayer sienta un precedente histórico decisivo “a la hora de frenar la brutalidad de las políticas europeas que están ocasionando una crisis humanitaria en el
Mediterráneo”. Camps consideró que el juicio será muy costoso para las arcas de la organización –habló de decenas de miles de euros– pero cree que es necesario, independientemente de su resultado, para recordar que los gobernantes pueden también sentarse en el banquillo.
El líder de la Liga volvió a acudir en la misma sala búnker de la cárcel de Ucciardone de Palermo, donde tuvo lugar el célebre maxiproceso contra la mafia a mediados de los ochenta en el que se juzgaron a 474 acusados por orden de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, asesinados por la Cosa Nostra. Su abogada, la senadora de la Liga
Giulia Bongiorno, expuso durante cuatro horas los motivos por los que creen que no se debía proceder a juicio, entre ellos que la política migratoria era compartida por el conjunto del ejecutivo del entonces primer ministro, Giuseppe Conte, y no una iniciativa personal de su titular de Interior. “Juez, no deje que la sentencia sustituya a las urnas”, dijo en el tribunal. El juez de la audiencia preliminar optó sin embargo por seguir las recomendaciones de la Fiscalía de Palermo, que pidió procesar a Salvini porque “no se trató en absoluto de un acto político sino de un acto administrativo”.
Salvini, que ha convertido en un circo mediático sus procesos migratorios, se puede beneficiar políticamente de este proceso. Le podría ayudar ante el impulso que está ganando en Italia la también ultraderechista Giorgia Meloni, de Hermanos de Italia, que ha crecido en los sondeos y es la única que no apoya al Gobierno de Mario Draghi.
El líder del partido italiano obligó al barco, con 150 personas a bordo, a permanecer en el mar durante 21 días