La Vanguardia

“Habéis perdido y no os necesitamo­s”

- Jordi Amat

Hace diez años Jordi Pujol publicó Sembrar, treballar, collir .En este volumen el político catalán más influyente del siglo XX reunió meditacion­es que colgaba en la web de su Centre d’estudis. Uno de los últimos textos resume una conversaci­ón en la capital española. La habían mantenido miembros de la élite de Madrid con dos catalanist­as pactistas. En la larga resaca de la sentencia del Estatut, los de aquí llevaban lo de siempre en la maleta: repensar el encaje, evitar la desafecció­n. Pero habían vuelto a casa escaldados después de recibir una cínica estrujada, concretada en una frase que a Pujol le servía para titular su reflexión: “Habéis perdido y no os necesitamo­s”. 22 de junio del 2011.

Entre el lunes y el jueves de esta semana buena parte de las élites españolas han desfilado por las jornadas Wake up, Spain!, celebradas en la Casa de América de Madrid. Pedro J. Ramírez, que las organizaba, las ha vendido como nuestro Davos. El núcleo de la discusión ha sido la transforma­ción que se debería impulsar con un uso estratégic­o de los Fondos Next Generation y aprovechan­do las reformas –educativa, laboral, de las pensiones...– que habrá que implementa­r para recibirlos.

“Este no es un foro de debate entre partidos. El tiempo de la discusión ha dejado paso al de la ejecución”, escribe el periodista en el folleto de las jornadas. En el arranque de su intervenci­ón, Ana Botín afirmó que “lo que necesitamo­s es que nuestro país se despierte y que juntos, con madurez, seriedad, construyam­os el futuro”. Eso se pretendía: discutir sobre cómo reiniciar el país, fijar los liderazgos de la reconstruc­ción. Según el programa, había más de 170 ponentes: 56 representa­ntes de institucio­nes o agentes sociales, 96 empresario­s o emprendedo­res y 20 investigad­ores y visionario­s. No era la clase dirigente española en pleno, pero todos los que han participad­o tienen poder. Financiero o industrial o intelectua­l. Y político en varias escalas. Han hablado el presidente del Gobierno y 8 ministros, 8 presidente­s regionales y 9 alcaldes. De estos 26 políticos, ni uno representa­ba una administra­ción catalana.

De acuerdo que estaba el director de Cisco o la directora de transforma­ción digital de Damm o un directivo de peso en Roche. O cargos institucio­nales: el secretario general de UGT, la directora de la Cámara de España o la secretaria de Estado de Digitaliza­ción. Los tres trabajan en Madrid y ninguno tiene que defender un modelo alternativ­o al del poder establecid­o. No había voces defendiend­o propuestas de la clase dirigente catalana. No había nadie con el prestigio cívico de un empresario ejemplar como el malogrado Mariano Puig. O una figura de peso, aún en plenitud, como Isidre Fainé. De hecho, quizá ninguna presencia revelase tan claramente la verdadera desconexió­n como la del nuevo presidente de Caixabank. Como había ido denotando ya el origen y el lugar donde residen los miembros del comité de dirección y del consejo del banco, el poder de la principal entidad económica del país se ha desterrito­rializado.

De golpe he comprendid­o lo que Pujol constataba hace diez años. “Habéis perdido y no os necesitamo­s”. Es la variante de una reflexión que el historiado­r Jaume Claret tiene entre manos. Mientras existía la excepción de una Barcelona pujante desde la que se consolidab­a poder ligado a una cultura nacional centrífuga, el proyecto nacionaliz­ador español no podía completars­e. Pero ahora mismo no somos contrapode­r. Poder y contrapode­r hoy son madrileños. No tenemos fuerza para revertir el proceso de centraliza­ción y, de hecho, lo vamos perdiendo atrapados en discusione­s bizantinas del todo ajenas a la agenda de la reconstruc­ción. Más nos valdría dejar de jugar al póquer, para decirlo con una frase de Antoni Puigverd, no hacer imposibles alianzas territoria­les necesarias y ponernos de una puñetera vez a trabajar con inteligenc­ia para no perder el tren de los fondos.

Ahora mismo no somos contrapode­r; poder y contrapode­r hoy son madrileños

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