Necesitamos también antivirales
La revista Nature ha publicado un análisis sobre las posibilidades de disponer pronto de tratamientos efectivos contra el coronavirus. Se había valorado el potencial epidémico de distintos virus, pero cuándo la pandemia de la covid nos golpea, estamos sin antivirales. El desarrollo de medicamentos antivirales específicos contra la covid es aún muy precario. Estos fármacos tienen y seguirán teniendo un papel importante en el control de la pandemia. Nos han de permitir tratar mejor a los pacientes infectados, reduciendo el riesgo de progresión de la enfermedad a las formas más graves y reduciendo la mortalidad.
La industria farmacéutica está históricamente centrada en el tratamiento de unos pocos virus en particular, especialmente el virus de la hepatitis C y el virus del sida, con un éxito notable en ambos casos. Tratar de desarrollar otros antivirales frente a amenazas, conocidas o potenciales, es un objetivo complejo.
Cuando aparecieron el SARS y el MERS (ambas enfermedades causadas por coronavirus) hubo iniciativas para obtener tratamientos específicos, que pronto quedaron prácticamente olvidadas.
El remdesivir, un antiviral que se emplea para tratar la covid, se desarrolló originalmente para tratar la hepatitis C y la enfermedad por virus Ebola. Cuando apareció el SARS-COV-2, se pudo demostrar rápidamente su actividad en modelos animales y se realizaron ensayos en pacientes con covid. El remdesivir acorta la estancia hospitalaria, pero no está demostrado que mejore el pronóstico ni reduzca la mortalidad en estos pacientes. El fármaco es caro, difícil de producir y debe ser administrado por vía intravenosa, propiedades que no son las más deseables durante una epidemia. Otro antiviral, el molnupiravir, que ya había sido estudiado con anterioridad a la pandemia, está en fases avanzadas de ensayo. Es un fármaco que reduce la duración del periodo infeccioso en pacientes con covid sintomática. Se administra por vía oral.
Ambos son fármacos (denominados análogos de los nucleótidos) que se centran en el proceso de replicación del virus. A título informativo, una persona con una infección típica por SARSCOV-2 es capaz de producir más de un millón de virus por día. Engañan al coronavirus con instrucciones falsas que le lleva a incorporar elementos que impiden que pueda replicarse.
Hay que investigar, desarrollar y probar antivirales contra los coronavirus. Necesitamos y necesitaremos un verdadero arsenal, que haya sido probado en modelos animales e incluso en ensayos iniciales en voluntarios, frente a estos y otros virus con potencial epidémico. Hay ya diversas iniciativas al respecto, con participación mayoritariamente privada. El modelo de desarrollo de las vacunas, con una fuerte participación pública (aceptando riesgos y corrigiendo algunos errores de planteamiento) es válido e igualmente necesario para desarrollar tratamientos. Debemos invertir ahora.