Las uvas de los Pujol

CIEGOS. ”Lázaro, engañado me has: juraré yo a Dios que has tú comido las uvas tres en tres”, le dice el ciego al Lazarillo de Tormes, en la primera y ejemplar novela nuestra, allá por el siglo XVI. La escena es central en esta célebre historia de muertos de hambre que pugnan por sobrevivir. Comparten un racimo de uvas el lazarillo y su amo ciego, previa negociación y ecuánime acuerdo: tomarán un grano de uva cada uno, alternativamente, hasta terminar el muy preciado racimo. Pero finalizada de esta pactada y nutricia operación, el ciego acusa al niño de un engaño (“has comido las uvas de tres en tres”), que el zagal rechaza de plano. Está mintiendo: sí ha aprovechado la ceguera de su amo para ir tomando uvas a su antojo, de dos en dos, de tres en tres y a puñados. “¿Por qué sospecháis eso?”, pregunta el asombrado lazarillo. “¿Sabes en qué veo que las comiste de tres en tres?”, responde el sagaz ciego: “en que comía yo de dos en dos, y tú callabas”. Y le propina un merecido capón. He sonreído viendo el documental Pujol. El secrets d’andorra (TV3, noche, domingo pasado): he recordado esta picaresca escena en el momento en que el documental cuenta que Jordi Pujol es pillado con unos dineros negros en Andorra, y procede regularizarlos con la Hacienda española. ¡Ay, qué pícaros somos por estos lares, desde Queralbs hasta Tormes!: tamaña declaración significa que hay mucho más dinero opaco, pues al airear dos o tres granitos de uva se pretende mantener el racimo a buen recaudo. Y algo tan claro resulta no serlo para los autores de tan esperado documental: en vez de avanzar por esta senda, el relato aparta la vista hacia las torpezas de la penosa camarilla de un ministro del Interior llamado Jorge Fernández Díaz. Y en la ceguera seguimos, los que vimos el documental y los que lo pagamos (documental y dineros: ¡todo!). Colegas periodistas (de no investigación): como ciego os propino un merecido capón.

MUDOS. Personas que entre los unos y los otros prohibiríamos entrevistar en televisión: negacionistas –de virus, vacunas, holocausto, cambio climático o lo que fuere–, terroristas, machistas, misóginos, pederastas, maltratadores, violadores, abusadores, homófobos, parricidas, uxoricidas, filicidas, envenenadores, asesinos –en masa, al detalle o en general–, verdugos, caníbales, toreros, cazadores, boxeadores, prostitutas, proxenetas, menores, butroneros, atracadores, ladrones –de gallinas, de guante blanco o en general–, evasores fiscales, estafadores, timadores, pagadores en negro, vándalos , pirómanos, amarillistas, falsarios, mentirosos, capciosos, envidiosos, codiciosos, inquisidores, arrogantes, soberbios, crueles, revolucionarios, reaccionarios, imanes, predicadores, papistas, antipapistas, homeópatas, osteópatas, fitoterapeutas, alcohólicos, obesos, perezosos, heroinómanos, cocainómanos, fumadores, drogadictos, adictos en general, narcotraficantes, psicópatas, ludópatas, ufólogos, conspiracionistas, provocadores, racistas, especistas, odiadores, blasfemos, idiotas, insultadores, intransigentes, iletrados, gritones, futbolistas, fascistas, prófugos, unilateralistas, traidores, tibios, radicales, tú, yo... – @amelanovela