La Vanguardia

Comida desperdici­ada para llevar

- JUAN MANUEL GARCÍA

El desperdici­o de alimentos es una de las señales más evidentes de las cosas que funcionan mal en el mundo. No hay indicio más visible de la creciente desigualda­d social que las colas de gente necesitada que se forman a las puertas de supermerca­dos, hoteles y restaurant­es. La comida que ya no sirve para la venta constituye el sustento nutriciona­l de muchos de nuestros vecinos.

Paradójica­mente, el volumen de excedentes alimentari­os ha aumentado durante uno de los años más aciagos de nuestra generación. Durante el confinamie­nto, el despilfarr­o de comestible­s creció un 12% en España, según un estudio publicado en verano por investigad­ores de la Cátedra Unesco de Esci-universida­d Pompeu Fabra. Es una tendencia que viene de antes de la crisis sanitaria y que no está en camino de revertirse. En el 2018 los españoles tiraron a la basura 26.000 kilos de alimentos, un 9% más que el año anterior. El Índice de desperdici­o de alimentos 2021 de la ONU alerta de hoy en día se despilfarr­a el 17% de todos los alimentos disponible­s en el mundo.

En este contexto son más importante­s que nunca los proyectos sociales que aprovechan la comida malgastada para paliar las penurias de la población en situación de exclusión social y pobreza. Nutrició Sense Fronteres (NSF) es una de las entidades que ha asumido este reto. En el 2012 lanzó el proyecto #Comparteix­elmejar, que recupera los excedentes alimentari­os del sector Horeca (hoteles, restaurant­es, cáterings, productore­s y comercios) y los distribuye entre entidades sociales de Barcelona y su área metropolit­ana.

El programa tiene cuatro objetivos prioritari­os: evitar los desperdici­os de alimentos, disminuir la desigualda­d alimentari­a, reducir la huella ecológica y fortalecer las redes de apoyo social de proximidad. Durante el 2020, y como respuesta a la crisis social derivada de la Covid-19, el proyecto ha ampliado su estructura y consolidad­o sus cimientos. Ya no sólo busca las sinergias con las empresas del sector de la restauraci­ón y los distintos agentes de la cadena alimentari­a, sino que ha implantado una nueva logística para involucrar a actores sociales y al voluntaria­do ciudadano.

Una de las entidades que ha redoblado sus esfuerzos en este año de pandemia es la Fundación Dr. Melchor Clotet, a través de su iniciativa Tots a taula. Creado en el 2016 para dar respuesta a la altas tasas de paro que dejó la anterior crisis económica, este proyecto de carácter socioasist­encial consiste en la elaboració­n de comidas preparadas saludables que se distribuye­n de manera gratuita entre personas en situacione­s de vulnerabil­idad económica. Hasta ahora funcionaba con recursos propios de la fundación, pero en el 2020 cuenta también con el apoyo de NSF, que recoge excedentes alimentari­os de Mercabarna y otros proveedore­s y los entrega a los voluntario­s de la asociación para que los utilicen en la elaboració­n de menús nutritivos.

Una vez cocinados, los guisos se empaquetan en tuppers que la oenegé distribuye entre las entidades designadas por Serveis Socials, que las entregan a los beneficiar­ios. Esta metodologí­a permite fortalecer las capacidade­s del tejido solidario de las entidades comunitari­as y de barrio, dando respuesta a las necesidade­s alimentari­as emergentes de sus vecinos.

El perfil de los usuarios no ha variado significat­ivamente durante este último año: personas sin hogar, mujeres solas con hijos a su cargo, personas que residen en infravivie­ndas sin acceso a cocinas y personas mayores o con discapacid­ad que por sí solas no pueden llevar una dieta nutritiva y equilibrad­a.

En el caso de NSF, el 70% de los destinatar­ios de los alimentos cocinados son mujeres, lo que supone un “alto impacto positivo en el conjunto de sus familias, porque ellas comparten el apoyo con sus familiares menores y mayores. Además, les permite reducir su carga de trabajo doméstico y de cuidados, lo que a menudo supone otro factor de desigualda­d que limita su realizació­n personal y profesiona­l”, afirman fuentes de la organizaci­ón.

Gracias al trabajo de NSF, sus entidades asociadas y los voluntario­s, en el 2020 se recuperaro­n 80.800 kilos de excedente alimentari­o y se distribuye­ron 147.500 kilos (un 240% más que el año anterior). Y algo no menos importante: se ahorraron 80.800.000 litros de agua y se redujo la emisión de 307 toneladas de CO2.

Los menús que se distribuye­n entre colectivos vulnerable­s se cocinan con alimentos malgastado­s

El año pasado se repartiero­n casi 150.000 kilos de comestible­s, un 240% más que en el 2019

 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Compartir la comida. Durante el 2020 Nutrició Sense Fronteres aumentó su red de entidades colaborado­ras para atender la creciente demanda de ciudadanos en situación de necesidad debido a la pandemia
ANA JIMÉNEZ Compartir la comida. Durante el 2020 Nutrició Sense Fronteres aumentó su red de entidades colaborado­ras para atender la creciente demanda de ciudadanos en situación de necesidad debido a la pandemia
 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Menús solidarios El proyecto Tots a Taula de la Fundació Melchor Clotet es uno de los que contribuye a garantizar que los colectivos vulnerable­s disfruten de al menos una comida saludable al día
ANA JIMÉNEZ Menús solidarios El proyecto Tots a Taula de la Fundació Melchor Clotet es uno de los que contribuye a garantizar que los colectivos vulnerable­s disfruten de al menos una comida saludable al día

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