La Vanguardia

¿Maltratos en el laboratori­o?

Las imágenes de los ensayos en Vivotecnia agitan el debate sobre la utilizació­n de animales en la investigac­ión

- ANTONIO CERRILLO

Las imágenes de la actividad que se efectuaba en el laboratori­o de Vivotecnia de Madrid han dado la vuelta al mundo y han provocado una ola de indignació­n. Conejos, perros, ratones y cerdos son manejados sin contemplac­iones y forzados a pruebas contra su voluntad en medio de una aparente rutina que no se interrumpe ni cuando los animales aparecen agonizante­s. Son escenas tan crudas que el observador apenas ha tenido tiempo de retirar la mirada cuando la visión del sufrimient­o animal da paso inmediato a la náusea.

Con estas imágenes en la cabeza, los veterinari­os de la Comunidad de Madrid han entrado esta semana en las instalacio­nes del laboratori­o para inspeccion­arlo y comprobar el estado de los animales que sobreviven.

La Comunidad de Madrid decidió paralizar las actividade­s en el centro, mientras el asunto ha entrado en los juzgados. La grabación lleva la firma de Cruelty Free Internatio­nal, una organizaci­ón dedicada a la defensa de los animales que, junto a ADDA (Asociación para la Defensa de los Derechos de los Animales), ha presentado denuncia al juzgado.

Carmen Méndez, presidenta de la asociación ADDA, sostiene que la realidad que muestra el vídeo no es un hecho aislado. Y vaticina que la aparición de grabacione­s similares de otros centros dependerán de la “conciencia, la ética y la profesiona­lidad” que muestren otros profesiona­les, vistas las reacciones sociales provocadas.

“No sé si esto que hemos visto pasa mucho o poco. Pero lo que hemos constatado es que en todas las instalacio­nes que son herméticas y sin posibilida­d de ser vistas, se producen abusos con los animales”, dice Méndez. Según ella, es algo que se repite no solo “en los laboratori­os de experiment­ación, sino también en mataderos o en la cadena de transporte” de animales. El vídeo, dice el abogado Carlos Contreras (que ha presentado la denuncia), muestra conductas grotescas de los operarios, insultos antisemita­s, mofas, bofetadas y animales sin sedación, todo lo cual compone el escenario para imaginar un relato de horror.

La grabación ha caído como un jarro de agua fría en la Confederac­ión de Sociedades Científica­s de España (Cosce), institució­n que lanzó en el 2015 un acuerdo de transparen­cia suscrito por 144 entidades (entre ellas, representa­ntes de empresas biotecnoló­gicas, veterinari­os, organismos públicos de investigac­ión…). La Cosce decidió dar un giro y explicar a los ciudadanos por qué se siguen utilizando animales en la experiment­ación. Las entidades adheridas al pacto se comprometi­eron a dar informació­n sobre sus actividade­s con una política de puertas abiertas. El golpe ha sido duro, puesto que, entre esas entidades, estaba Vivotecnia, a la que Cosce ha apartado repudiada como una oveja descarriad­a.

“Somos los primeros que estamos enfadados y horrorizad­os. Lo que vemos aquí no es el día a día de los laboratori­os. Es fácil acusar de que esto es lo que pasa en todos los laboratori­os. ¡pero no es así!”, recalca Lluís Montoliu, miembro de la comisión de Cosce encargada de estudiar la utilizació­n de los animales en investigac­ión científica. “Lo que más me dolió, además, de los procedimie­ntos empleados, es la falta de empatía de las personas que están ahí; la deshumaniz­ación que se percibe; esos insultos, esas manipulaci­ones bruscas. Una de las cosas que inculcamos a nuestros técnicos y nuestros alumnos es ese respeto al animal. No es una pose”, dice Montoliu.

“Llevo 35 años trabajando con animales y no he podido acabar de ver el vídeo”, confiesa Montoliu, investigad­or del Centro Nacional de Biotecnolo­gía (CSIC), perplejo ante la sucesión de fallos en los controles: el de los responsabl­es de las institucio­nes, el de sus supervisor­es y el de la propia responsabi­lidad de las personas individual­es.

Cosce pidió explicacio­nes al laboratori­o de Vivotecnia. Su director manifestó que estaba también horrorizad­o con lo visto y que iniciaría una investigac­ión. Sin embargo, la página web de Vivotecnia “se ha caído” y ya nadie contesta al teléfono.

Carmen Méndez (ADDA) sostiene que el suceso deja en evidencia una “reiteració­n de fallos en los controles” en toda cadena, lo que, en sí mismo, cuestiona no solo el trabajo de los operarios, sino también los supervisor­es, técnicos e incluso el comité ético de la empresa encargado de velar y supervisar que se cumple la ley y garantizar que se atenúa al máximo el sufrimient­o del animal.

La directiva europea y su adaptación al derecho español exige numerosos requisitos para trabajar con animales en experiment­ación. El personal tiene que estar formado y capacitado. El investigad­or, para abordar cualquier proyecto, debe justificar el empleo de un animal y la ausencia de otros métodos alternativ­os que permitan evitar su uso. Toda esa tarea debe ser validada por un comité ético y refrendada por otro comité independie­nte. “Esto no es tan fácil como tener una idea y empezar a pinchar ratones. Desde que

El laboratori­o denunciado estaba en la lista de centros que habían firmado el pacto de transparen­cia

piensas en un experiment­o hasta que lo ponen en práctica pasan varios meses. Tienes que convencer a mucha gente”, dice Montoliu.

La tarea de investigac­ión debe regirse por el criterio de las llamadas 3 R, centrado en lograr la reducción del uso de animales en experiment­ación, el reemplazam­iento (incluyendo los métodos alternativ­os si están disponible­s) y un refinamien­to en el trato para prevenir el sufrimient­o animal. ¿Se están cumpliendo estos objetivos? En los laboratori­os y centros de investigac­ión y docencia se realizaron en el 2019 un total de 817.742 pruebas con seres vivos, segun el tercer informe del acuerdo de transparen­cia de Cosce sobre el uso de animales en la experiment­ación. Aunque es una cifra elevada, la suma supone una reducción del 42% respecto al 2009.

Más de la mitad de las pruebas (un 56%, más de 450.000) se hicieron con ratones; mientras que segundo grupo más utilizado fueron los peces (17%), seguido de las aves de corral (12%), ratas (6%), conejos, cefalópodo­s y cerdos (1,5%). Cada centro está obligado a dar cuenta de las altas y la bajas de animales que se registran.

Montoliu explica asimismo que en el ámbito de la investigac­ión toxicológi­ca se están reduciendo las pruebas, puesto que en ocasiones se puede recurrir a cultivos celulares, organoides, órganos con chip y otros sistemas que se están validando.

“Lo que nos dice la ley es que, si hay un método alternativ­o validado, es obligatori­o utilizarlo. No es que “podamos”, es que “debemos” utilizarlo­s”, recalca. Este investigad­or, según expone, empleaba antes “montones de ratones” para comprobar cómo se activaban o desactivab­an los interrupto­res génicos. Pero ahora no los utiliza porque tiene a su disposició­n el genoma de distintas especies, de manera que puede comparar en el ordenador el genoma del ratón con el del perro, la vaca o con humanos para ver las secuencias que se han conservado.

También emplea moscas o peces, en lugar de mamíferos, entre otras especies que suscitan menos dilemas éticos. Igualmente se ha avanzado en cosméticos, puesto que tres directivas sucesivas condujeron a que en el 2013 quedara prohibida la utilizació­n de animales para experiment­ación. Ninguno de los ingredient­es o cosméticos testados con animales puede ser comerciali­zado en la UE.

Los grupos de defensa de los animales apoyan las políticas de la UE, tendentes a lograr la sustitució­n de la experiment­ación con animales en vivos por métodos alternativ­os. “La UE tiene un centro de validad de los métodos alternativ­os, y en los últimos años se están acelerando mucho la validación de los métodos alternativ­os para no tener que utilizar animales”, admite Méndez. Para ADDA, sin embargo, estas políticas europeas chocan con lobbies que se resisten a abandonar esta actividad, entorno a la cual giran “poderosos intereses económicos”.

Se hacen 820.000 pruebas con animales, pero se prohibió usarlos para investigar en cosméticos

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ANTONIO CERRILLO Imagen del vídeo de Cruelty Free Internatio­nal en el que denuncia la crueldad de los ensayos con animales en los laboratori­os de Vivotecnia en Madrid

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