Una oportunidad única
De las cuatro vicepresidentas nombradas por Pedro Sánchez, la menos conocida por los ciudadanos es Teresa Ribera. Sin embargo, dirige un ministerio, el de Transición Ecológica, que va a gestionar el mayor montante (un 25%) de los fondos para la recuperación que se espera que lleguen de la UE. De ese dinero depende que España pueda salir del pozo económico horadado por la pandemia y la anterior crisis financiera. Un plan para la recuperación y resiliencia que se anuncia como el milagro para vencer el trauma de la covid. Pero en nuestro caso la expectativa que se nos pregona va más allá: es la oportunidad de superar un modelo productivo anclado en sectores poco innovadores como la construcción o el turismo. Un reclamo que suscita el comprensible escepticismo ciudadano.
El acceso a esos anhelados fondos está supeditado a la presentación de proyectos que transformen la economía y a la puesta en marcha de reformas, como un refuerzo de la fiscalidad. Es decir, el maná no llegará sin hacer los deberes. Todo ello en un país sumido en una crispación y ofuscación política que impide cualquier colaboración, además de una rivalidad territorial más populista que sana. Todos los gobiernos, central y autonómicos, trasladan que por ellos no va a ser. Sánchez presentó esta semana en el Congreso su plan para invertir el dinero y la oposición le reprochó falta de concreción y afán por la propaganda. En Catalunya, el vicepresidente Pere Aragonès anunció 27 proyectos para optar a esos fondos, mientras el conseller de Empresa, Ramon Tremosa, se ha puesto varias veces la venda antes de la herida avisando al Gobierno central que no haga un reparto malicioso de las ayudas “para subyugar el futuro de Catalunya”.
De perfil técnico y discreto, Teresa Ribera no es proclive a entrar en controversias partidistas de alto voltaje. Pero en la entrevista que hoy publica La Vanguardia se muestra crítica con el Govern de la Generalitat. O, más bien, con la ausencia de un gobierno estable y a pleno rendimiento, y que eso puede lastrar las oportunidades de ca tal un ya en un momento crítico. Unos y otros lanzan indicadores preocupantes. Europa ha dado un salto histórico y no será fácil que los países reacios a la solidaridad con los más rezagados se avengan a repetir la experiencia. O sea, no habrá otra oportunidad.