Las mujeres de Klimt
El centro Ideal propone un viaje inmersivo al mundo sensual y moderno del popular artista austriaco
Acada tiempo su arte, a cada arte su libertad”, fue el lema que enarbolaron en la Viena de final de siglo los secesionistas, grupo de artistas liderados por Gustav Klimt (1862-1918) que entendieron que había llegado el momento de declarar la guerra al arte académico y emprender una revolución estética. Lo inscribieron en letras doradas bajo la cúpula del Pabellón de la Secesión, uno de los primeros templos de la modernidad, y ahora puede leerse en la puerta del Centre d’arts Digitals IDEAL, anticipando ya en la misma entrada el espíritu de un propuesta inmersiva que introduce al visitante en un universo rico e imaginativo de lluvia de polvo de oro y desinhibidas mujeres desnudas, paisajes psicodélicos que parecen flotar en superficies vaporosas y almas que se funden en la dicha de un beso. Los modernos vieneses creían en el poder del deseo.
Klimt: la experiencia inmersiva es la tercera exposición del Ideal (tras Monet y Barcelona Memòria Fotográfica, que lograron atraer casi 200.000 visitantes pese a las dificultades de la pandemia) y es una creación de la barcelonesa Layers of Reality y el estudio belga Exhibition Hub. Una producción de casi un millón de euros que se inaugura simultáneamente en Barcelona y Bruselas (Galerie Horta) y que para el Ideal significa también sumar una nueva capa de historia a sus instalaciones incorporando una sala de 300 metros cuadros que hasta hace poco ocupaba el Templo Chino Taoísta, de Barcelona, del que se han preservado algunos elementos arquitectónicos, y que ahora acoge VIENA 1900, una instalación del estudio barcelonés Broomx que permite interactuar al visitante en una pantalla gigante de 180º.
El corazón de la muestra se encuentra no obstante en la gran sala inmersiva donde en un viaje de 35 minutos podemos visitar por ejemplo el Pabellón de la Secesión y contemplar el famoso friso onírico con el que Klimt quiso ilustrar los movimientos, estados de ánimo y significado de la Novena Sinfonía de Beethoven o dejarse llevar por su fascinación por las mujeres en un momento en que la emancipación y la libertad sexual se encontraban entre las fuerzas impulsoras del modernismo.
La exposición, comisariada por Imma Fondevila y Theresia Nick aprovecha la visita de Klimt para rescatar feministas y activistas catalanas y austríacas, así como para vincular su obra a la de modernistas como Anglada Camarasa. Klimt nunca se casó, pero tenía fama de ser un mujeriego en serie (se le atribuyen 14 hijos) y mantuvo una intimidad de décadas con Emilie Louise Flöge, diseñadora de vestuario y empresaria que liberó el cuerpo de las mujeres del corsé y a la que le dedica un capítulo. “No existe ningún autorretrato mío, sólo me interesan las otras personas, en especial las mujeres”, escribió.
En paralelo a la exposición, e inspirándose en el vienés Kabarett Fledermaus (Cabaret del Murciélago), el Ideal acogerá los jueves actuaciones de Alexandrae, Elena Tarrats y Marc Vilajuana, Marta Cascales, Grauwi y Delafé.
La muestra resalta el espíritu de libertad de un movimiento que declaró la guerra a las convenciones