Navalni entra en el hospital tras 20 días de huelga de hambre
Las autoridades ceden ante el deterioro de la salud del líder opositor
Alexéi Navalni, según sus abogados, tiene fuertes dolores de espalda y ha perdido la sensibilidad en las manos y en las piernas.
El Servicio de Prisiones ruso decidió este lunes trasladar al destacado opositor Alexéi Navalni de la prisión donde cumple una condena de dos años y medio al hospital de otra colonia penitenciaria. La decisión, que se produce tras 20 días de huelga de hambre, confirma los temores de su familia y colaboradores sobre su salud, aunque las autoridades aseguran que es “satisfactoria” y que un médico le examina cada día.
El opositor lleva semanas pidiendo que se le permita llamar a un médico de su confianza. Según sus abogados, padece fuertes dolores de espalda y ha perdido sensibilidad en manos y piernas. Pero el Servicio de Prisiones de Vladímir se negó a tal petición y dijo que recibía la asistencia necesaria. Ante esa negativa, Navalni se declaró en huelga de hambre el 31 de marzo.
Desde entonces, su salud ha empeorado dramáticamente, según denunciaron el pasado fin de semana sus médicos, que tuvieron acceso a un reciente análisis de sangre del político. Según su médica personal, Anastasía Vasílieva, el nivel de concentración de potasio en la sangre de Navalni ha llegado a un nivel “crítico”, lo que podría derivar en un fallo cardiaco.
La hija de Navalni, Daria, de 20 años, también lanzó el domingo un mensaje en redes pidiendo a las autoridades rusas atención médica para su padre. “Podría morir pronto”, aseguró.
Debido a su situación médica, el Servicio de Prisiones anunció su traslado desde la Colonia Penitenciaria IK-2 de la ciudad de Pokrov a un hospital para presos en otro penal, situado en la ciudad de Vladímir.
Con el principal opositor al presidente ruso, Vladímir Putin, en prisión, su movimiento también corre peligro. El Tribunal de la Ciudad de Moscú registró este lunes una petición de la Fiscalía para que la oenegé de Navalni, la Fundación para la lucha contra la corrupción, sea declarada “organización extremista”.
La fundación ya está incluida en el registro de “agentes extranjeros”, lo que dificulta sus actividades. Pero ser declarada extremista significa quedar prohibida. Toda actividad, tanto de la organización como de quienes participen o de sus donantes tendría consecuencias penales.
La Fiscalía acusa a la oenegé de Navalni de desestabilizar la situación social y sociopolítica, con el objetivo de subvertir el orden constitucional con medios como las llamadas “revoluciones de colores”, similares a las ocurridas en años anteriores en Georgia y Ucrania.
Si la justicia rusa le coloca ese calificativo, el movimiento de Navalni no podrá organizar jornadas de protesta como la planeada para este miércoles, 21 de abril, coincidiendo con el discurso de Putin ante el Parlamento sobre el Estado de la nación.
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