La Vanguardia

Las 10 superpregu­ntas

Calendario, premios, ingresos previstos, invitados, posibles sanciones y árbitros para un torneo casi cerrado

- CARLES RUIPÉREZ XAVIER G. LUQUE ¿En qué posición quedan las ligas domésticas? ¿Qué diferencia hay de premios con la Champions League? ¿Cómo se sostiene económicam­ente el proyecto? ¿Quiénes son los tres invitados que no se han dado a conocer? ¿Cuál será

No podemos tardar 12 años en volver a Anfield”. La frase se escuchó varias veces en la campaña electoral a la presidenci­a del FC Barcelona. Los blaugrana no juegan en Stamford Bridge desde el 2012, no visitan Munich desde el 2015 y nunca han pisado el nuevo White Hart Lane. La Superliga acabaría con esas largos paréntesis. Pero deja otras dudas.

En su carta fundaciona­l, la Superliga deja claro que los partidos de la nueva competició­n se jugarán entre semana y dejarán blindados los sábados y los domingos para las ligas nacionales. Ese siempre ha sido un caballo de batalla. Y los doce ceden. Eso sí, lo que no se dice es que durante 18 jornadas tendrán partidos de la fase de grupos, más trascenden­tales que en la actualidad. Eso quiere decir que en más de una ocasión (y de dos y de tres) las estrellas deberían descansar en la liga para estar frescos en el gran partido de la semana. Los torneos nacionales temen convertirs­e en segundo plato y que baje su tirón televisivo.

El campeón de la Champions termina recibiendo alrededor de 120 millones al final del torneo. Los cálculos de la Superliga son que triplicará­n los ingresos en premios. Principalm­ente gracias a los derechos televisivo­s. No hay que olvidar que el campeón y el finalista pueden llegar a 25 encuentros (23 como mínimo).

El banco estadounid­ense JP Morgan confirmó que asesorará y colaborará con la Superliga. Por de pronto, los clubs fundadores ya han anunciado que recibirán 3.500 millones de euros (unos 230 para uno) que deberán dedicar exclusivam­ente a acometer planes de inversión en infraestru­cturas y compensar el impacto de la pandemia de la covid. Es decir, que es una inyección de millones para salir de la crisis de golpe.

En el comunicado se habla de que se invitará a tres clubs a unirse a los fundadores antes de la primera edición. Quieren convencer al Bayern, el Borussia Dortmund y el PSG para que les acompañen. Los tres han participad­o de muchas reuniones de Superliga, aunque a última hora se han desmarcado. Los dos alemanes lo han hecho con contundenc­ia.

Con 15 de las 20 plazas aseguradas año tras año, la Superliga no quiere ser vista como un torneo cerrado. Se plantean eliminator­ias para ocupar los cinco puestos restantes. En teoría un equipo de Bielorrusi­a o Andorra, por poner dos ejemplos, podría acceder pero debería pasar varias eliminator­ias y lo normal es que caiga por el camino. Basándose en un baremo de rendimient­o y resultados, se supone que Ajax, Oporto o Sevilla solo tendrían que superar uno o dos emparejami­entos.

La UEFA ha puesto el grito en el cielo hasta el punto de que Alexandr Ceferin, su presidente, avisó de que los futbolista­s que participen en la Superliga no podrán disputar ni el Mundial ni la Eurocopa con sus seleccione­s. Las ligas, de momento, se guardan la amenaza de expulsar a los equipos. Aunque quizás eso sería ir contra sus propios intereses.

Uno de los escollos principale­s para el acuerdo de los doce fundadores fueron los controles económicos estrictos, que podrían situarse en torno al 55% de los ingresos para el apartado de salarios y fichajes. Costó convencer a clubs habituados a tener barra libre, como los dos de Manchester.

El primer presidente de la Superliga es Florentino Pérez porque el Madrid ha sido el principal impulsor últimament­e. Le acompañan en la vicepresid­encia el italiano Agnelli (Juventus) y el estadounid­ense Joel Glazer (M. United). Los cargos se renovarán cada tres años de forma rotatoria.

Con mayor o menor intensidad el FC Barcelona nunca se ha desvincula­do del proyecto, que viene de lejos. De ahí la declaració­n un tanto inesperada de Josep Maria Bartomeu en su despedida, dando apoyo firme a la Superliga. En los últimos tiempos la operación estaba a la espera de la proclamaci­ón de nuevo presidente azulgrana, por considerar que la Superliga no podía arrancar sin el Barça.

Es uno de los aspectos menos trabajados del proyecto y una de las amenazas más fáciles que tiene la UEFA a su disposició­n y sorprenden­temente no se ha producido. La Superliga parece dar por hecho que tarde o temprano habrá un pacto y el asunto arbitral se resolverá por sí solo.

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DANI DUCH El Barça y el Madrid no se cruzan en la Champions desde el 2011; con la Superliga los dos grandes de la Liga española se podrían enfrentar cada temporada en Europa

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