El poder político se desmarca
Los gobiernos español, inglés, italiano y la Unión Europea se posicionan junto a la UEFA
El anuncio oficial de la creación de una nueva Superliga por parte de doce de los clubs más poderosos del fútbol europeo no contó con el respaldo de los gobiernos de los clubs implicados, cuyas reacciones no se hicieron esperar. Las críticas fueron furibundas en la mayor parte de los casos, siendo quizás la postura del Gobierno español la menos vehemente aunque encuadrada también en rechazar de plano el proyecto.
Una negativa tan unánime denota también que a los gobiernos el anuncio de los clubs rebeldes a la UEFA les pilló por sorpresa, si bien era un secreto a voces dentro del mundo del fútbol que algo así se venía cociendo desde hace mucho, años incluso.
Sin ir más lejos, Florentino Pérez, uno de los padres de la criatura, lo anunció en público en la última asamblea del Real Madrid, celebrada telemáticamente el 20 de diciembre del año pasado.
La primera gran manifestación de rechazo a la nueva competición llegó por parte del primer ministro británico, Boris Johnson, el país con más equipos involucrados en el proyecto, hasta seis: “Haremos cuanto esté en nuestras manos para asegurarnos de que no sale adelante. Los planes de una Superliga europea serían muy dañinos para el fútbol. Golpearían el corazón del deporte doméstico y preocuparían a los aficionados de todo el país. Los clubs implicados deben responder ante sus aficionados”, dijo.
Al otro lado del Canal de la Mancha el presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, tantas veces enfrentado a Johnson con motivo del Brexit, se unía al mandatario británico para ponerse al lado de los clubs franceses, contrarios al proyecto; en principio todos porque el PSG es uno de los dos grandes ausentes del órdago de los doce grandes (el otro sería el Bayern, el emblema del fútbol alemán). En un comunicado el Elíseo afirmaba: “El presidente de la República ve con buenos ojos la posición de los clubs franceses de rechazar participar en un proyecto de Superliga europea que amenaza el principio de solidaridad y mérito deportivo”, escribió.
La misma tesis de rechazo provino del jefe del Gobierno italiano, Mario Draghi, con tres equipos implicados en el proyecto de la Superliga: AC Milan, Inter y Juventus. Así, Mario Draghi defendía “el apoyo decidido a las autoridades del fútbol para preservar los campeonatos nacionales, los valores de meritocracia y la función social del deporte”.
Por su parte, el ministro de Cultura y Deporte español, José Manuel Rodríguez Uribes, afirmó que “cualquier modificación debe beneficiar a la Liga española, a la selección nacional y a los clubs españoles, incluidos los pequeños. La preocupación, –añadió–, es que la Liga española no se devalúe y que, se haga lo que se haga al final, haya un acuerdo”. Esa postura conciliadora fue lo que diferenció la posición española de la de los demás Gobiernos implicados.
Bruselas también quiso dejar claro su rechazo. El vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Cultura y Educación, el griego Margaritis Schinas, criticó la iniciativa al considerar que va en contra de valores que promueve la Unión Europea como la diversidad y la inclusión. “Debemos defender un modelo de deporte basado en valores europeos como la diversidad y la inclusión. No cabe reservarlo a algunos clubs ricos y poderosos”, escribió en un mensaje difundido en su cuenta de Twitter.
El Parlamento Europeo no fue menos crítico: “La competición cerrada propuesta por los clubs superricos formaría una casta privilegiada fuera de las estructuras del fútbol europeo de clubs, sin otro propósito que el de producir beneficios”, señaló en un comunicado. En una Europa donde los desacuerdos son casi la norma entre los gobiernos pocas veces un tema ha suscitado tanta unanimidad.
BORIS JOHNSON
PRIMER MINISTRO DEL REINO UNIDO
“
Los planes de una Superliga serían muy dañinos y golpearían el corazón del deporte y de los aficionados”
EMMANUEL MACRON
PRESIDENTE DE FRANCIA
“
El presidente de la República Francesa ve con buenos ojos la posición de los clubs franceses en contra del proyecto”
MARIO DRAGHI
PRESIDENTE DEL C. DE M. DE ITALIA
“
Apoyamos preservar las competiciones nacionales, los valores de meritocracia y la función social del deporte”
RODRÍGUEZ URIBES
MINISTRO DE C. Y DEPORTE DE ESPAÑA
“
Nuestra preocupación es que la Liga española no se devalúe y que al final haya un acuerdo”