Idris Deby, presidente de Chad durante 30 años, muere en el frente
El líder autoritario había confirmado el lunes su reelección para un sexto mandato
La noticia tiene el aroma de una época antigua: un jefe de Estado muerto en el frente de guerra mientras lideraba a sus tropas en la batalla. Ocurrió ayer. El presidente de Chad, Idris Deby Itno, falleció a consecuencia de las heridas sufridas el pasado fin de semana mientras luchaba en primera línea contra un grupo rebelde del norte del país, según confirmó un portavoz de las fuerzas armadas chadianas durante una comparecencia en televisión.
La muerte del líder chadiano, de 68 años y en el poder desde hace 30 años, hace tambalearse a uno de los bastiones de estabilidad de África central y aliado estrecho de Francia, además de dejar en shock a una población que en su mayoría no ha conocido a otro presidente: más del 70% de los chadianos no había nacido cuando Deby lideró una rebelión que le alzó al sillón presidencial en 1990. Su fallecimiento llega apenas horas después de confirmarse su reelección para un sexto mandato el lunes tras vencer en las elecciones del pasado 11 de abril con el 79,3% de los votos.
La holgada victoria en los últimos comicios de Deby, que dirigía el país con un marcado perfil autoritario y castrense, se explica por la decisión de los tres principales candidatos de la oposición de boicotear las urnas como protesta ante la represión de las autoridades hacia sus seguidores y actos políticos.
La desaparición de Deby no significará más libertad. Ayer, una junta militar disolvió el Gobierno y el Parlamento y designó a uno de los hijos del presidente fallecido, Mahamat Idris Deby Itno, de 37 años y general multicondecorado, como líder de un consejo militar que dirigirá el país a partir de ahora, en principio durante 18 meses.
Aunque ayer no había trascendido la causa concreta de la muerte de Deby, el país vivía un momento de violencia desde que, el día de las elecciones, el grupo rebelde Frente para la Alternancia y la Concordia de Chad (FACT, en sus siglas en francés) y que opera en las montañas de Tibesti, que se extienden hasta la frontera libia y nigerina, había iniciado un ataque que llevó a los insurgentes a poco más de un centenar de kilómetros de la capital, Yamena. El miedo se disparó y las embajadas de EE.UU. y el Reino Unido recomendaron incluso a sus ciudadanos que abandonaran urgentemente el país, pero el Gobierno chadiano aseguró que no había ningún riesgo y anunció la muerte de 300 rebeldes y la detención de 150 guerrilleros del FACT, mayoritariamente
Una junta militar disuelve el Gobierno y el Parlamento y pone al frente a su hijo, el general Mahamat
de la etnia goran o tobou.
Precisamente las raíces étnicas están en parte detrás de la refriega. El tobou o goran es el pueblo al que pertenece el dictador Hisen Habré, apodado el Pinochet africano y quien dirigió con puño de hierro el país hasta 1990, cuando fue derrocado del poder por un treintañero Deby, de etnia zaghawa. Desde entonces, los tobou han sido sustituidos en los puestos de poder y privilegio, ahora copados por los grupos amigos del poder.
Aunque inesperada, la muerte en el campo de batalla de Deby no es una rareza. Hijo de un pastor, Deby labró su carrera política de la mano del ejército y no era la primera vez que participaba personalmente en ofensivas dentro de su territorio. Además de liderar varias misiones de combate en los últimos años contra los yihadistas de Boko Haram en la región fronteriza del lago Chad, en el 2008 estuvo a punto de morir mientras lideraba una ofensiva en Massaguet, a 80 kilómetros a las afueras de la capital. Durante la encarnizada batalla contra una columna de entre mil y dos mil rebeldes, se incendió su blindado. En aquella ocasión escapó por muy poco.