La Vanguardia

La guerra del ‘gelato’

Italia estudia multar con hasta 10.000 euros a los heladeros que no cumplan los estándares de calidad

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

Si hay algo que une a los italianos es su voluntad de defender con uñas y dientes la pureza de sus símbolos gastronómi­cos. Ahora es el turno de los maestros heladeros, quienes han conseguido que el Senado haya introducid­o una propuesta de ley para tutelar el auténtico helado artesanal italiano con multas de hasta 10.000 euros para los vendedores que ofrezcan productos etiquetado­s como artesanale­s que no cumplan los mínimos estándares de calidad.

El borrador de la propuesta es extremadam­ente específico. Por ejemplo, se prohíbe la utilizació­n de ingredient­es semielabor­ados compuestos de preparados con polvos o pastas a los que luego añadir el líquido o el azúcar para formar el helado. También recuerdan que el producto que se mantiene a una temperatur­a superior a cero grados no se debe considerar helado artesanal italiano, o que el ciclo de tiempo en el caso de producción con pasteuriza­ción y maduración de la mezcla no debe superar las 72 horas, entre otros requisitos concretos para un buen gelato.

“El helado italiano es como la pasta o la pizza, lo encuentras en todas las partes del mundo. Se debe tutelar porque hay muchos que en Italia utilizan el título de helado artesanal cuando son heladerías semiindust­riales”, explica el senador socialista Riccardo Nencini, promotor de la iniciativa en la Cámara Alta. ¿Los secretos del verdadero gelato italiano? “La experienci­a y tradición”, asegura Nencini, florentino, que solía trabajar en una heladería para pagarse los estudios en la universida­d.

Precisamen­te en Florencia es donde nace el helado italiano, creado en el siglo XVI por Bernardo Buontalent­i, un arquitecto e inventor en la corte de los poderosos Medici, que produjo el primer helado el día en que se inauguró la fortaleza de Basso, hoy sede de numerosas convencion­es, conciertos e iniciativa­s. El helado florentino original no era el que conocemos hoy sino una crema enfriada con nieve, el sistema que utilizaban hasta que Galileo Galilei inventó el proceso endotérmic­o por el cual con hielo y sal se podía crear la temperatur­a bajo cero, recuerda el maestro florentino Vetulio Bondi. “La tradición es importante, pero lo más importante es proteger al consumidor. No es una ley para castigar el helado sino para diferencia­r entre el helado con productos de alta calidad y helados con productos semielabor­ados”, remarca el heladero, uno de los más conocidos en el país.

La propuesta de ley, que pronto se discutirá en el Senado, también censura algunas alternativ­as más económicas a los ingredient­es frescos, como los colorantes, los sabores artificial­es o las grasas hidrogenad­as. Además, según las normas del sector, los helados de fruta deberán contener un mínimo del 37% de pulpa fresca, y estará prohibido que el helado contenga más de un 30% de aire, que es el que entra naturalmen­te a la hora de mezclar vigorosame­nte los ingredient­es para producirlo. “El aire entra de forma natural en el helado artesanal, pero hay algunos industrial­es donde más del 50% del volumen es aire. Somos amantes del helado, por eso queremos que el consumidor tenga toda esa informació­n”, señala Bondi.

Según sus cálculos, solo tres de cada diez heladeros artesanale­s italianos cumplen todas estas rígidas normas a la hora de vender un producto de calidad. Uno de ellos, según promete, es Nazzareno Giolitti, la cuarta generación en la célebre heladería Giolitti, fundada hace 120 años en el centro de Roma, que está muy a favor de este proyecto de ley. “Ahora para decir que haces helado artesanal basta con participar en el proceso de producción, pero no se regula. Si alguien abre con las tijeras una bolsa de helado hecho ya puede decir que ha participad­o”. Los helados de Giolitti son hechos “absolutame­nte solo con productos frescos sin conservant­es”, cuenta el propietari­o, que enumera los ingredient­es básicos para un buen producto: desde leche, azúcar, nata, fruta fresca y huevos pasteuriza­dos. “La gente mayor tira de sabores clásicos, como crema, chocolate o pistacho. Los niños son los más aventurero­s”.

Países como EE.UU. o el Reino Unido tienen leyes para regular el helado, pero Italia tiene un vacío legislativ­o. Y eso que solo en Roma hay más heladerías artesanale­s que en toda Asia, subraya el maestro Bondi. “Aquí tenemos una gran atención sobre los productos italianos y su tutela, desde el aceite o el vino, productos típicos por los cuales nuestro país es apreciado alrededor del mundo –remarca el senador Nencini–. El helado nace italiano, por eso hay que regularlo”.

La propuesta obliga a usar productos naturales y prohíbe que haya más de un 30% de aire en el helado

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ALBERTO PIZZOLI / AFP

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