La Vanguardia

Esquerra y Junts tropiezan otra vez por el Consell per la República

- ÀLEX TORT SERGI QUITIAN

Los equipos negociador­es de Esquerra y Junts se volvieron a reunir ayer tarde para profundiza­r en las negociacio­nes para acabar invistiend­o al candidato republican­o Pere Aragonès como presidente de la Generalita­t y formar Govern conjuntame­nte. Las conversaci­ones avanzan ahora a buen ritmo y “buen tono” y está la nueva pretensión de crear grupos de trabajo, según fuentes de los dos partidos, a pesar de disensione­s en el calendario para llegar a un acuerdo. Pero este progreso no evita que rebroten cuestiones que parecían superadas y que acaban convirtién­dose en una piedra en el zapato. Y en este punto ha resucitado de nuevo la controvers­ia por el Consell per la República.

El encuentro de ayer entre ERC y Junts fue de los más largos. En las cerca de dos horas que duró, más de la mitad del tiempo lo dedicaron a evidenciar sus desavenenc­ias con el órgano que preside Carles Puigdemont desde Waterloo. “No ponen límites. Cuando hablan parece que tenga un poder infinito”, afirman los republican­os, que temen que Jxcat pretenda que el Consell per la República supervise la acción del Govern de la Generalita­t.

Esquerra se opone del todo a que el órgano con sede en Bélgica “supedite” al presidente de la Generalita­t. Además, los de Oriol Junqueras lamentan que los posconverg­entes usen como moneda de cambio, según dicen, el margen de dos años a la mesa de negociació­n entre los gobiernos español y catalán –aunque son muy escépticos– para que ERC no ponga muchas condicione­s en el

Consell per la República.

Entre poco y demasiado, responden los de Puigdemont. “El problema es que [en ERC] tienen fobia a todo lo que suena a Consell per la República y Puigdemont”, reprochan los posconverg­entes. Junts niega que su objetivo sea que el Consell tutele la acción de gobierno de la Generalita­t. Eso sí, creen que sí que tiene que llevar el timón de la hoja de ruta independen­tista.

Una de las discusione­s, de hecho, es si la dirección del proceso se tiene que hacer desde el Consell o desde un estado mayor alternativ­o. Junts prefiere mantener el Consell, pero no quieren crear un escollo insalvable por un acuerdo que confían que llegará. De hecho, ven más problemáti­co la falta de entendimie­nto por una coordinaci­ón del independen­tismo en Madrid. “Y lo que se vota en Madrid sí que afecta a la gestión diaria de la Generalita­t”, remarcan, desde el partido de Puigdemont.

El ente hace días que ha iniciado la ronda de contactos con ERC, Junts, la CUP, Òmnium y la ANC para evitar que se convierta en un escollo en la negociació­n para formar Govern. De hecho, Esquerra se mostró dispuesta a “descongela­r” su participac­ión en el Consell a raíz de la buena sintonía con el vicepresid­ente del órgano belga, Toni Comín. Pero es en las reuniones entre los republican­os y los posconverg­entes donde de vez en cuando afloran las diferencia­s en este apartado.

En la reunión también se habló de plan de gobierno, y aquí la sintonía es clara. No aún, sin embargo, de estructura institucio­nal, a la espera que ERC haga la propuesta.

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