La Vanguardia

Florentino se expone

- Joan Josep Pallàs

Son unos cuantos (doce fundadores antes de las desercione­s en masa) pero solo uno se estaba pronuncian­do públicamen­te. Son unos cuantos pero el presidente designado para dirigir la nave durante los supuestos tres primeros años de trayecto era Florentino Pérez. Son unos cuantos pero quien movió los hilos para anticipar la estructura financiera necesaria para soportar el proyecto de la Superliga en caso de éxito (ya improbable) era el presidente del Real Madrid. Son unos cuantos pero el juzgado de lo mercantil que ha aceptado actuar cautelarme­nte ante cualquier denuncia de la UEFA o de otros organismos contrarios a esta aventura rupturista está en Madrid.

Son unos cuantos los clubs implicados pero la sensación de que uno manda y decide más que los otros se estaba imponiendo. Para bien y, por lo que ha acabado sucediendo, sobre todo para mal. Lo que ayer era un liderazgo de una idea revolucion­aria es hoy un viaje temerario hacia ninguna parte. Los seis equipos ingleses se han arrepentid­o y ayer comunicaro­n que ya no forman parte de los doce a las primeras de cambio.

El máximo mandatario blanco ha dirigido también una estrategia comunicati­va defectuosa, por nocturna y poco solemne en proporción al trascenden­te cambio que predicaba. Florentino Pérez habló el lunes en El Chiringuit­o por televisión y ayer de madrugada tenía previsto repetir en los micrófonos de la Ser, pero ya cuestionad­o por las numerosas bajas de un proyecto que se presuponía poderosísi­mo. El único mensaje unitario compartido por los doce será ya por siempre el fundaciona­l. Se anunció el domingo, también pasadas las doce de la noche, un horario sin lugar a dudas más español que europeo. Quizás por eso los franceses y los alemanes, más de irse a dormir pronto, ni siquiera se subieron al tren. Los ingleses, como se ha dicho, ya han saltado de los vagones.

En contraste con el ataque repentino de locuacidad defl oren t in opérez sorprende el silencio del FC Barcelona, club que echó mucho carbón a la locomotora en pos de la futura Superliga en el periodo de Josep Maria Bartomeu. El anterior presidente azulgrana fue de la mano durante años del Bayern, hoy fuera del grupo incluso antes de arrancar, así como de Andrea Agnelli, presidente del Juventus proclamado vicepresid­ente de la Superliga. La otra vicepresid­encia, ya anulada, le había sido adjudicada

LA CARA VISIBLE

La Superliga tenía 12 fundadores pero el mandatario blanco ha copado todo el protagonis­mo

DUDOSA ESTRATEGIA COMUNICATI­VA El proyecto más rupturista se anunció de madrugada y sin solemnidad y ya presenta fugas

LA POSICIÓN AZULGRANA

El Barça deja la puerta abierta a una consulta con los socios y Laporta guarda silencio

a Joel Glazer, propietari­o del Manchester United. El Barcelona no aparecía pues en la parte alta de la jerarquía de la nueva Superliga, probableme­nte porque cuando se repartiero­n las carteras persistía en la entidad azulgrana el vacío de poder provocado por el largo proceso electoral. O quizás no. Quizás ya le iba bien mantener un papel secundario para verlas venir, para no mancharse demasiado en caso de fracaso. Así ha sido.

Que Florentino Pérez tuviera bajo control esta nueva creación de competició­n continenta­l estaba removiendo miedos atávicos en sectores del barcelonis­mo con buena memoria. A mediados de la década de los cincuenta Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid por aquel entonces, hizo suya una idea tan novedosa como lo pueda ser actualment­e la Superliga. Se le llamó Copa de Europa, la impulsó y promocionó el diario francés L’équipe y, tras ser rechazada con mirada miope por los dirigentes del Barça de la época, el invento creció hasta ganar un prestigio que supo agenciarse el Madrid a base de títulos: los blancos ganaron seis en diez años.

El presidente Joan Laporta, que estudió junto a Carles Tusquets, presidente de la gestora, así como con Òscar Grau, director general, la viabilidad y supuestas ganancias de la Superliga antes de estampar la firma el sábado pasado, ha guardado un silencio que se intuye estratégic­o. Ganado el beneficio de la duda por su reciente elección (Bartomeu hubiera sido masacrado de no abrir la boca con una Superliga presidida por Florentino), Laporta se ha reservado un rol secundario en el estallido de la guerra entre la Superliga y la UEFA. A la hora de pactar con el resto de fundadores, eso sí, incluyó una cláusula en la que se reservó la opción de consultar a los socios a través de una asamblea. Si la cosa se tuerce, los socios podrían dar una estocada oportuna. El Madrid, esa cláusula no la incluyó. Florentino se expone solo.

 ?? CLAUDE PARIS / AP ?? Florentino Pérez con el logotipo de la UEFA a sus espaldas en una imagen de archivo
CLAUDE PARIS / AP Florentino Pérez con el logotipo de la UEFA a sus espaldas en una imagen de archivo
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain