La pésima gestión y las presiones de Johnson sepultan la Superliga
Solo Madrid y Barça siguen en el proyecto, a la espera de poder negociar mejoras con la UEFA
Lo que iba a ser una revolución en el fútbol, la nueva Superliga que tenía que sustituir a la Champions de la UEFA, se ha quedado en un revolcón a los doce clubs promotores, un ridículo histórico, un proyecto fallido ya a los dos días de su creación y que ya solo defienden sin ambages el Real Madrid y el FC Barcelona, que siempre apareció en una posición secundaria dentro de un proyecto liderado por Florentino Pérez en un viaje poco condimentado y peor explicado. Un relato que les ha dejado como los protagonistas de una aventura codiciosa.
La propuesta que se oficializó el domingo a medianoche no resistió el aluvión de críticas que se le vino encima desde el primer momento, las más fuertes de la propia UEFA, que amenazó a los clubs disidentes con toda clase de males; de los aficionados; de los clubs a los que se les negaba entrar en la nueva competición y por lo tanto en el reparto del nuevo jugoso pastel, y de los gobiernos de los países de los clubs implicados, que se pusieron enseguida a favor de la UEFA por entender que así se ponían del lado de los hinchas.
Tras un lunes y martes convulsos, el tiro de gracia a la Superliga lo dio a última hora del martes el Gobierno británico, que forzó a retirarse del proyecto a los seis clubs británicos: el Manchester City, el Chelsea, el Manchester United, el Arsenal, el Liverpool y el Tottenham, todo ello después de una tarde sazonada con declaraciones contrarias a la Superliga de Pep Guardiola, manifestaciones de hinchas en los estadios y comunicados de repulsa firmados por jugadores, como el de la plantilla del Liverpool.
El camino seguido por los ingleses provocó que a primera hora de ayer se retiraran otros dos clubs: el Inter y el Atlético. Los colchoneros habían entrado en la Superliga en el último momento.
Con solo cuatro componentes aún dentro, la Superliga estaba ya herida de muerte, pero enseguida desde Italia se anunció que el AC Milán y el Juventus también dejaban la nave, aunque estos con matices y diciendo que creían en el proyecto pero no como había quedado configurado tras las fugas.
El golpe era especialmente significativo en el caso del equipo de Turín porque el patrón del club, Andrea Agnelli, era la persona que más se había significado a favor de la Superliga después de Florentino.
Sin embargo, el comunicado del Juventus no dejaba lugar a dudas: “El club conoce la petición y la intención de algunos clubs de rescindir el proyecto, aunque los procedimientos previstos en el acuerdo todavía no se han completado. En este contexto, el Juventus, aunque siga convencido de la validez de los fundamentos deportivos, comerciales y legales del proyecto, considera que, en la actualidad, este presenta posibilidades reducidas de ser llevado a cabo en la forma con la que se concibió. El Juventus sigue empeñado en la búsqueda de construcción de valor a largo plazo para el club y para todo el movimiento futbolístico”. El comunicado del AC Milan fue menos retórico pero igual de significativo: “Las preocupaciones de los aficionados han sido contundentes. Nuestro club debe permanecer sensible y atento a la opinión de los amantes de este maravilloso deporte”.
Una vez consumadas las renuncias, el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, se congratuló, felicitó a los clubs que habían dado marcha atrás e instó a restituir la unidad del fútbol. Mientras, los dueños del Liverpool y el Manchester United pedían perdón a sus aficionados y hacían propósito de enmienda de manera pública. Igual que el City, que a través de un co