Perros sueltos en 73 puntos de Barcelona
El Ayuntamiento quiere que las nuevas zonas, que se estudian desde el mandato anterior, estén listas antes de dos años en calles y plazas
El gobierno de la alcaldesa Ada Colau está dispuesto a implantar las nuevas zonas de uso compartido de personas y mascotas antes de que termine el presente mandato. Lo anunció ayer la tercera teniente de alcalde, responsable de Políticas de Bienestar Animal, la socialista Laia Bonet, en su comparecencia a instancias del grupo de Jxcat en la comisión de Presidencia.
“En el pasado mandato se trabajó mucho en la definición de estas zonas –abundó la teniente de alcalde Bonet–, con los vecinos y las entidades. Pero cuando pretendíamos terminar este trabajo llegó la pandemia y la necesidad de replantear todo el uso del espacio público”.
Porque la idea de dejar a los perros corretear alegremente al menos durante unas cuantas horas al día en hasta 73 espacios urbanos repartidos por toda la ciudad no es nueva. Hablamos de plazas, de calles peatonales, de partes específicas de zonas verdes, de un montón de lugares de todo tipo... Y la definición de estos espacios obliga a un gran ejercicio de negociación colectiva, entre los propios vecinos y las entidades animalistas y también con la administración.
En realidad las zonas de usos compartidos constituyen uno de los proyectos estrella del primer ejecutivo de los comunes. Uno de los objetivos de esta iniciativa fue mejorar la convivencia en los parques y jardines públicos. La presencia de animales en muchos lugares, por ejemplo el Turó Park, estaba desatando muchos problemas. Muchos ciudadanos ya estaban hartos de tantos perros sueltos a su alrededor y de todo lo que comportaba. Y los perros y sus dueños tampoco estaban contentos. Para nada. Los pipicans cumplen una función necesaria, pero muchos de ellos no tienen sentido más allá de ese papel aliviador. La verdad es que a la postre muchos de estos espacios estresaban a las mascotas, no les proporcionaban ningún esparcimiento.
Pero las negociaciones a fin de marcar los 73 nuevos espacios de usos compartidos resultaron mucho más complicadas de lo esperado. Además, este Ayuntamiento no se caracteriza precisamente por la celeridad. Y encima y sobre
La ampliación de aceras, terrazas y usos escolares ante el virus complica la localización de los emplazamientos
todo, de repente, sobrevino la pandemia, una pandemia que está trastocando todos los planes relativos al uso del espacio público. Las últimas ampliaciones de las aceras y de las terrazas de bares y restaurantes están trastocando toda la planificación en torno al uso del espacio público. También cabe subrayar que muchos de los espacios que el Ayuntamiento pretendía convertir en zonas de usos compartidos están destinadas ahora a usos escolares. A pesar de todo ello, la tercera teniente de alcalde se mostró ayer del todo decidida a reimpulsar esta iniciativa a fin de que esté en marcha cuanto antes. “Acabaremos el mandato con todas las nuevas zonas de usos compartidos implantadas –subrayó Bonet–. Y muy pronto presentaremos un plan estratégico para perros”.
En estos momentos Barcelona dispone de más de cien áreas para perros. Alrededor de la mitad de tienen entre 300 y 400 m2.