Rocío Monasterio
Candidata de Vox en Madrid
El cartel electoral de Vox que denuncia que la Comunidad de Madrid paga a los menas 4.700 euros al mes es un bulo que fomenta la xenofobia porque la cifra se extrae del presupuesto para mantener los centros de acogida.
Casi en el llamado minuto de oro, el que se supone de mayor audiencia, Ángel Gabilondo, el candidato del partido socialista a presidir la Comunidad de Madrid tendió la mano anoche a Pablo Iglesias para “evitar un gobierno de Colón” y ganar las elecciones que, de antemano, Isabel Díaz Ayuso tiene aseguradas.
Fue el desenlace final del debate entre los candidatos a la Comunidad de Madrid celebrado anoche en Telemadrid en el que Isabel Díaz Ayuso (PP), la última cabeza de cartel en confirmar su asistencia al acto, acabó acaparando los focos.
Una contienda en la que Ángel Gabilondo (PSOE), Mónica García (Más Madrid) y Pablo Iglesias (Unidas Podemos) –que tras el adelanto electoral rechazaron su confluencia en forma de candidatura conjunta de la izquierda–, escenificaron un pacto de no agresión por el que parecieron repartirse los turnos para “desmontar” punto por punto la gestión de la presidenta regional. Mientras que Rocío Monasterio (Vox) y Edmundo Bal (Ciudadanos) rivalizaron entre sí por erigirse en el voto útil que tendrá que conformarse con la escueta bolsa de votantes de derecha que, según pronostican todos los sondeos, no va a elegir la papeleta del PP.
Así fue desde el primer minuto, cuando los tres líderes de la izquierda trataron de acorralar a la candidata a la reelección por su gestión sanitaria, la corrupción de su partido, sus recortes en servicios públicos y por su capricho
“Pablo, tenemos doce días para parar a un gobierno de Colón”
Ángel Gabilondo
“El virus no lo inventé yo; entró por el aeropuerto de Barajas”
Isabel Díaz Ayuso
“Con el drama que vivimos es una pena que se estén arrojando el dolor de las familias”
Edmundo Bal
“Debemos reducir los chiringuitos, con la mitad de 136 diputados de la Asamblea tenemos suficiente”
Rocío Monasterio
“Los madrileños están abandonados y maltratados por el gobierno del Partido Popular”
Mónica García
“Esta crisis nos ha enseñado una cosa: cuando las cosas se ponen difíciles, lo público no se puede poner de perfil”
Pablo Iglesias de ir a las urnas en plena pandemia. Unas primeras embestidas a las que se sumó la portavoz de extrema derecha, provocando que Ayuso se saliera de su guion entrando, visiblemente nerviosa, en descalificaciones y ataques personales acusando al Gobierno de coalición de las cifras de muertos durante la pandemia.
Y eso que el terreno había sido inteligentemente sembrado en las semanas previas por Miguel Ángel Rodríguez, MAR, el jefe de gabinete de Ayuso, mediante la fijación de varias ideas marco contra las que difícilmente se puede argumentar un posicionamiento de rechazo con los reducidos tiempos de intervención que implica un debate electoral a seis bandas: un moderno centro hospitalario como el Isabel Zendal, el aperturismo de bares y restaurantes tras más de un año de confinamientos intermitentes –y su consiguiente cansancio psicológico–, o la bajada de impuestos para aliviar los bolsillos de las economías familiares castigadas por la pandemia.
Iniciado el tercer bloque, dedicado al reto social, Ayuso aprovechó que contaba con el turno de palabra para recuperar un discurso presidencialista con el que exhibir su gestión en políticas de empleo y educación. Y no dudó en obviar al candidato socialista para insistir en su estrategia de rivalizar con Pedro Sánchez en una suerte de precampaña nacional en la que se siente más cómoda que en la contienda regional.
El momento más bronco, junto al debate fiscal en el que los dos bloques evidenciaron sus diferencias sobre las rebajas impositivas prometidas por la derecha, llegó cuando Monasterio exhibió ante el rechazo de sus contrincantes el polémico cartel que Vox ha instalado en la estación de Cercanías de la Puerta del Sol.
Un anuncio electoral denunciado por delito de odio ante la Fiscalía Provincial de Madrid con el que la formación de extrema derecha señala a los menores extranjeros no acompañados (menas) como culpables de una inseguridad ciudadana que desmienten las estadísticas policiales.