Capital europea
Orquesta Les Siècles
Intérpretes: Orfeó Català; Juan de la Rubia, órgano; François-xavier Roth, dirección Lugar y fecha: Palau de la Música (19/IV/2021)
“Barcelone, capitale de la musique!”, subrayaba con entusiasmo y agradecimiento el director François-xavier Roth al final de su concierto con su Orquesta Les Siècles.
Un ejemplo de proyecto en el que además de la calidad en el trabajo y la consistencia, ofrece un perfil, y es su dedicación de preferencia al repertorio francés. Algo que no es extraño en Francia, véase por ejemplo el Capitole de Toulouse que sigue la línea planteada por Michel Plasson años atrás, sin pedir perdón al público, como hacemos aquí si tenemos que programar Toldrà, Montsalvatge... Albéniz. Un detalle que habla no solo de Catalunya en este sentido, la televisión estatal dedicaba como curiosidad en sus informativos un apartado a una pianista supongo que francesa, que cumplía 90 años y tocaba aún, y ni caso hizo de la gran organista Montserrat Torrent que acaba de hacer 95 y cómo toca.
Vamos pues a este magnífico concierto de Les Siècles en el Palau dedicado a dos estéticas muy diferenciadas, aunque casi contemporáneas, en la música francesa: la Suite n.º 2 de Daphnis et Chloé de Maurice Ravel, que Diaghilev pidió al compositor para sus Ballets Rusos en 1909 casi a la vez que resonaban en París los tres grandes triunfos consecutivos de Stravinski. Tiempos de grandes cambios tanto en la esfera vienesa como en la parisina, los dos grandes centros del mundo musical entonces. El Ravel orquestal es una joya y más aún escucharlo interpretado por una orquesta especializada y sutil como ésta que, con la colaboración en lo vocal del Orfeó Català nos dejaron una versión maravillosa, de luz, de dinámicas, de color, redonda y cálida la sonoridad en los violines y que decir del resto del bosque sinfónico, representado por las maderas y la armonía de metales. Y la percusión, que luego brilló en una obra dos décadas anterior de Camille Saint-saëns, la Sinfonía n.º 3 que agrega órgano a la orquesta en un magnífico alegato en pro del desarrollo de los grandes Cavaillé-coll de la época que invadieron Europa con su atractivo sustento orquestal, su tímbrica personal, sus bajos y posibilidades mecánicas y sonoras. Una sensible ocasión de gozar de ello en el órgano del Palau que tan difícil es hacer coincidir con orquesta. Excelente trabajo de Juan de la Rubia y un lujo de interpretación orquestal con la variedad y gran trabajo de las maderas y la cuerda en este conjunto en el que Roth sabe buscar efectos, luces, transparencias, incluso en Saint-saëns, que es la plenitud de la homofonía tan contraria a la estética debussysta.