Colapso en el Palau
El Zenit sorprende a un gris Barça en el primer partido de cuartos
Barça: Calathes (8), Higgins (15), Abrines (2), Mirotic (10), Gasol (3); Hanga (2), Westermann (0), Kuric (12), Smits (0), Davies (18), Oriola (0) y Claver (4).
Zenit San Petersburgo: Pangos (19), Rivers (11), Hollins (8), Thomas (12), Gudaitis (5); Zakharov (0), Baron (6), Khvostov (2), Zubkov (6), Poytress (4) y Black (3).
Al Barça se le fundieron los plomos en el peor momento. Líder sin discusión de la fase regular de la Euroliga, el conjunto blaugrana vio ayer cómo el Zenit de San Petersburgo aprovechaba su irregularidad y subía el 0-1 a su serie de cuartos de final contra todo pronóstico. Aunque el margen de error aún no se ha agotado, los de Jasikevicius quedan ahora contra las cuerdas.
Las señales de que las cosas se iban a complicar para el mejor equipo de la fase regular comenzaron bien pronto. El Zenit saltó al Palau muy enchufado, con más energía que un Barça mezcla de sorprendido y atolondrado. Pocas señas de identidad marcan más a los equipos de Xavi Pascual que la intensidad, a lo que en San Petersburgo el técnico de Gavà ha añadido una nómina de tiradores capaces de amargar a cualquiera. Incluso a un conjunto blaugrana en el que vuelve a asomar peligrosamente la irregularidad de principio de curso.
Ambos equipos midieron sus fuerzas en el primer cuarto, cuando el estado de lucidez de Pangos ya empezó a aflorar. Impresionante el nivel al que está jugando el canadiense, cuyo paso por el Palau se saldó con mucha más pena que gloria. Pero el Barça, a trancas y barrancas, fue capaz de apagar el primer incendio. Para el siguiente ya no encontró bomberos. El comienzo del segundo parcial fue demoledor. A los 47 segundos, tras dos canastas fáciles del Zenit, Jasikevicius ya había pedido un tiempo muerto en el que sus gritos retumbaron en un vacío Palau. Desesperado el lituano.
De poco les sirvió la pausa a los blaugrana, que empezaron a sangrar cada vez con más intensidad. El Zenit ahondaba sin piedad, con unas muñecas muy afiladas. Los triples de Pangos y Baron fueron ensanchando las diferencias y Will Thomas, de media vuelta en media vuelta, culminó un parcial de 1-13 que situó un peligrosísimo 29-46 (minuto 19) en el luminoso del Palau. Suerte tuvo el Barça de Higgins, el único que parecía querer rebelarse para recuperar el statu quo inicial, que anotó un triple casi sobre la bocina para cerrar un segundo cuarto para el olvido (13-27 favorable al Zenit) y dejó el marcador en un aún alarmante 34-48. El último clasificado para los playoffs estaba sorprendiendo al indiscutible líder.
Si el Barça quería enderezar el rumbo necesitaba agitar el partido y darle un par de vueltas. Pangos, con 14 puntos, había comandado la carga rusa, así que Jasikevicius tiró de libreta y se inventó a Claver como sombra del canadiense. Pangos no anotó un punto en todo ese tercer cuarto. Los blaugrana, además, apretaron las tuercas en defensa y empezaron a recortar poco a poco. Calathes minimizó daños hasta el 51-53 (minuto 27), pero la inspiración de Rivers abortó ese primer gran intento de remontada.
Solo le quedaba una bala en la recámara al Barça, la de la heroica en el último cuarto. La pizarra señaló entonces a Kuric, todo un creador de puntos, que anotó los 7 primeros de los blaugrana en ese cuarto parcial para alimentar la emoción. Pero a pesar de la enorme presión que puso el Barça sobre el Zenit, adelantarle en el marcador requirió un esfuerzo casi sobrehumano ante la resistencia de los de Pascual. La garra de Davies, recuperada su versión Rambo, derrumbó al fin la muralla (72-71 , minuto 39) aunque un triple de Rivers acto seguido la volvió a levantar y ya resultó infranqueable. Quedaban 46s y, ahora sí, el cabeza de serie número uno estaba contra las cuerdas. Anotó Davies. Después, Pangos acertó con la última posesión del Zenit pero Higgins, con diez segundos para forzar la prórroga, no tuvo tanto acierto. El 0-1 era una realidad. El colapso en el Palau fue de los que hacen época.
74 76
CONTRA LAS CUERDAS Pangos (19 puntos) anotó la canasta decisiva y dejó a su exequipo sobre la lona contra todo pronóstico