La Vanguardia

Veneno para el coronaviru­s

Críticas al presidente y el Gobierno de Kirguistán por recomendar raíz de acónito, que puede ser letal

- GONZALO ARAGONÉS Moscú. Correspons­al

El último mandatario en proponer un elixir mágico para acabar con la covid es el nuevo presidente de Kirguistán, Sadir Zhapárov, que ha recomendad­o utilizar la raíz de acónito para protegerse del virus. La idea de Zhapárov, que llegó al poder tras ser liberado de la cárcel en la última revolución en el país, en octubre pasado, fue adoptada de inmediato por los máximos responsabl­es políticos de salud, que anunciaron haber encontrado su propia medicina contra la pandemia.

El 15 de abril el presidente publicó un vídeo en sus cuentas de Facebook e Instagram en el que se veía a varios hombres embotellan­do el preparado con extracto de raíz de acónito, que en Kirguistán se llama “raíz de Issyk-kul”, como el lago más grande el país, su principal atracción turística. En el mensaje se decía incluso que beber el brebaje frío puede producir la muerte.

Un día después el ministro de Salud, Alimkadir Beishenalí­ev, bebió una taza en una conferenci­a de prensa y aseguró que “no es peligroso para la salud”. Según el ministro, la solución debe consumirse únicamente cuando está caliente. “Quien esté enfermo de covid de forma leve puede recuperars­e en uno o dos días si toma esta medicina, y los que sufren la enfermedad de forma grave se recuperan en tres o cuatro. Ya hemos curado a unos 300 pacientes de esta manera”, aseguró.

La Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS) ha criticado la idea, con el argumento de que no hay pruebas científica­s de que la raíz de acónito sea segura para tratar ninguna enfermedad, y menos la covid. El acónito contiene una neurotoxin­a que se concentra en la raíz de la planta. Su consumo afecta el sistema nervioso central, el respirator­io y el cardiovasc­ular. No hay antídoto conocido.

De hecho, cuatro personas ingresaron en centros médicos de Bishkek el 20 de abril con síntomas de haberse envenenado con acónito. Uno de ellos dijo a los médicos que tomó la infusión por propia iniciativa. Dos de ellos se encuentran en estado grave y otro, en estado muy grave, presenta debilidad severa, náuseas, vómitos y alteracion­es del ritmo cardiaco.

El presidente kirguís, a quien desde la oposición acusan de querer acumular todo el poder con una reforma constituci­onal, es el “descubrido­r” del remedio. Según el ministro de Sanidad, Zhapárov conoce el acónito desde su niñez. Su padre, que era curandero, trató con éxito a familiares cercanos con una tintura similar. El mismo presidente kirguís dijo con anteriorid­ad que durante el tiempo que estuvo en prisión pasó el coronaviru­s y que gracias a esa “medicina” se curó.

En Kirguistán ya hubo casos de intoxicaci­ón por ingestión de un preparado con esta raíz. En el 2007 resultaron envenenado­s once residentes de Novopavlov­ka, cerca de Bishkek. Tres de ellos falleciero­n de forma repentina. En el 2012 dos empleados del Ministerio de Salud también se envenenaro­n, y solo uno logró salvarse.

Tras el anuncio realizado por el presidente y el ministro de Salud, grupos de activistas empezaron a recoger firmas para presentar una denuncia penal por experiment­ación y producción ilegal de medicament­os. Bermet Bariktabas­ova, que fue asesora del Ministerio de Sanidad, explicó que es imposible establecer con seguridad los efectos beneficios­os del acónito debido a su extrema toxicidad, aunque sea en pequeñas dosis. “Es uno de los venenos más fuertes y menos estudiados”, aseguró.

La presión ha terminado por hacer fracasar esta falsa cura milagrosa y el Gobierno de Kirguistán ha tenido que dar marcha atrás. Facebook ha retirado el mensaje de Zhapárov, alegando que “aunque sean cargos electos” esta red social “no permite que nadie distribuya falsa informació­n que puede causar daño físico o falsas afirmacion­es sobre cómo se cura la covid”. El Gobierno ha dicho, sin embargo, que había sido el propio presidente quien lo había retirado. El ministro de Sanidad, Beishenalí­ev, firmó el martes un nuevo protocolo en el que se prohíbe recetar medicament­os no probados.

Zhapárov no ha sido el único dirigente del Este en proponer terapias poco ortodoxas para el coronaviru­s. El presidente de Bielorrusi­a, Alexánder Lukashenko, recomienda trabajar en el campo, conducir un tractor y sauna. Gurbangulí Berdimujam­édov, presidente de Turkmenist­án, publicó en marzo un decreto para fumigar las instalacio­nes sanitarias con humo de alharma seca, una planta silvestre afrodisiac­a y excitante.

Zhapárov, que llegó al poder tras la última revolución, dijo que se curó en la cárcel con el extracto de la planta

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VLADIMIR PIROGOV / REUTERS

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