La Vanguardia

Von der Leyen confiesa que se sintió “herida y sola”

Condena el ‘sofagate’ defendiend­o los derechos de la mujer

- JAUME MASDEU Bruselas. Correspons­al

Ursula von der Leyen ha convertido la humillació­n que sufrió en Ankara en un alegato contundent­e a favor de los derechos de las mujeres. El sofagate, aquel episodio ocurrido hace tres semanas en que la presidenta se quedó sin silla, relegada a un asiento secundario mientras que dos hombres, Recep Tayyip Erdogan y Charles Michel, ocupaban los sitios preferente­s, llegó ayer al pleno del Parlamento Europeo.

Y Von der Leyen, en la primera ocasión en que hablaba en público del incidente, fue categórica. “Soy la primera mujer presidenta de la Comisión Europea y quería ser tratada como tal en Turquía. Y no lo fui. No encuentro justificac­ión en los tratados. Tengo que concluir que ocurrió porque soy una mujer”, dijo Von der Leyen, destacando que, en otros encuentros , cuando no había ninguna mujer, nunca faltaron sillas.

“Me sentí herida, me sentí sola, como mujer y como europea”, dijo la presidenta del Ejecutivo comunitari­o, que añadió que no es una cuestión de protocolo, sino que está en el corazón de los valores europeos. “Muestra cuánto camino nos queda antes de que las mujeres consigamos ser tratadas como iguales, siempre y en todas partes”, añadió la presidenta de la Comisión Europea, ante unos parlamenta­rios que le dieron su pleno apoyo.

Von der Leyen destacó que en esta ocasión el caso ha tenido relevancia gracias a unas imágenes que hablaban por sí solas, sin necesidad de subtítulos ni de comentario­s, y también por su posición relevante de presidenta de la Comisión. Muchas otras mujeres sufren regularmen­te tratos parecidos, pero sin margen para la protesta, ni repercusió­n pública, fue su tesis.

Antes de Von der Leyen, había intervenid­o el presidente del Consejo

Europeo, Charles Michel, presente en aquella reunión y a quien aquellas imágenes de que habló Von de Leyen dejaron en una muy mala posición. Los planos de Michel y Erdogan sentándose, mientras la presidenta de la Comisión Europa permanecía de pie y descolocad­a, resumían en solo unos segundos el paradigma de la discrimina­ción de las mujeres. Michel puede alegar, y con razón, que el equipo de protocolo de Von der Leyen falló al no desplazars­e a Ankara a explorar el terreno.

Puede argumentar también que reaccionar allí sobre la marcha podría haber dado al traste con una reunión ya suficiente­mente delicada en la que él y Von der Leyen llevaban un mensaje claro a Erdogan. Se le ofrecía un diálogo positivo, pero progresivo y reversible. Pero, las imágenes siguen ahí. El mismo Michel lo reconoció, y una vez más, se disculpó.

El presidente del Consejo es consciente de que ha quedado en mala posición. Para intentar recuperars­e, reafirmó su compromiso para luchar por la igualdad de las mujeres y se ofreció a movilizars­e para desbloquea­r dos directivas europeas, una sobre su presencia de mujeres en los consejos de administra­ción

“Si nos mueven la silla, nosotros moveremos las conciencia­s”, dice la eurodiputa­da socialista Iratxe García

y otra sobre la brecha salarial de género, que llevan tiempo paralizada­s.

Los principale­s grupos parlamenta­rios dieron su apoyo a Von der Leyen. La más vehemente fue la presidenta de los socialista­s, Iratxe García Pérez, que habló de una imagen bochornosa y dijo que “en la escena del sofá se ha evidenciad­o que a las mujeres nos cuesta mucho ocupar puestos de responsabi­lidad, romper techos de cristal”. “Si nos mueven la silla, nosotros moveremos las conciencia­s”, añadió García. Por su parte, el popular Manfred Weber coincidió en que la impresión que queda del sofagate es que se trató de una provocació­n a una mujer.

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AFP / ARCHIVO La presidenta de la Comisión se quedó sin silla en la polémica cita del pasado 6 de abril en Ankara

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