Von der Leyen confiesa que se sintió “herida y sola”
Condena el ‘sofagate’ defendiendo los derechos de la mujer
Ursula von der Leyen ha convertido la humillación que sufrió en Ankara en un alegato contundente a favor de los derechos de las mujeres. El sofagate, aquel episodio ocurrido hace tres semanas en que la presidenta se quedó sin silla, relegada a un asiento secundario mientras que dos hombres, Recep Tayyip Erdogan y Charles Michel, ocupaban los sitios preferentes, llegó ayer al pleno del Parlamento Europeo.
Y Von der Leyen, en la primera ocasión en que hablaba en público del incidente, fue categórica. “Soy la primera mujer presidenta de la Comisión Europea y quería ser tratada como tal en Turquía. Y no lo fui. No encuentro justificación en los tratados. Tengo que concluir que ocurrió porque soy una mujer”, dijo Von der Leyen, destacando que, en otros encuentros , cuando no había ninguna mujer, nunca faltaron sillas.
“Me sentí herida, me sentí sola, como mujer y como europea”, dijo la presidenta del Ejecutivo comunitario, que añadió que no es una cuestión de protocolo, sino que está en el corazón de los valores europeos. “Muestra cuánto camino nos queda antes de que las mujeres consigamos ser tratadas como iguales, siempre y en todas partes”, añadió la presidenta de la Comisión Europea, ante unos parlamentarios que le dieron su pleno apoyo.
Von der Leyen destacó que en esta ocasión el caso ha tenido relevancia gracias a unas imágenes que hablaban por sí solas, sin necesidad de subtítulos ni de comentarios, y también por su posición relevante de presidenta de la Comisión. Muchas otras mujeres sufren regularmente tratos parecidos, pero sin margen para la protesta, ni repercusión pública, fue su tesis.
Antes de Von der Leyen, había intervenido el presidente del Consejo
Europeo, Charles Michel, presente en aquella reunión y a quien aquellas imágenes de que habló Von de Leyen dejaron en una muy mala posición. Los planos de Michel y Erdogan sentándose, mientras la presidenta de la Comisión Europa permanecía de pie y descolocada, resumían en solo unos segundos el paradigma de la discriminación de las mujeres. Michel puede alegar, y con razón, que el equipo de protocolo de Von der Leyen falló al no desplazarse a Ankara a explorar el terreno.
Puede argumentar también que reaccionar allí sobre la marcha podría haber dado al traste con una reunión ya suficientemente delicada en la que él y Von der Leyen llevaban un mensaje claro a Erdogan. Se le ofrecía un diálogo positivo, pero progresivo y reversible. Pero, las imágenes siguen ahí. El mismo Michel lo reconoció, y una vez más, se disculpó.
El presidente del Consejo es consciente de que ha quedado en mala posición. Para intentar recuperarse, reafirmó su compromiso para luchar por la igualdad de las mujeres y se ofreció a movilizarse para desbloquear dos directivas europeas, una sobre su presencia de mujeres en los consejos de administración
“Si nos mueven la silla, nosotros moveremos las conciencias”, dice la eurodiputada socialista Iratxe García
y otra sobre la brecha salarial de género, que llevan tiempo paralizadas.
Los principales grupos parlamentarios dieron su apoyo a Von der Leyen. La más vehemente fue la presidenta de los socialistas, Iratxe García Pérez, que habló de una imagen bochornosa y dijo que “en la escena del sofá se ha evidenciado que a las mujeres nos cuesta mucho ocupar puestos de responsabilidad, romper techos de cristal”. “Si nos mueven la silla, nosotros moveremos las conciencias”, añadió García. Por su parte, el popular Manfred Weber coincidió en que la impresión que queda del sofagate es que se trató de una provocación a una mujer.