Rusia suspende las actividades del equipo y la oenegé de Navalni
El principal movimiento de oposición al Kremlin de Vladímir Putin tiene a su líder, Alexéi Navalni, en prisión. Pero, además, puede quedar desactivado si la Fiscalía consigue que el Tribunal de la Ciudad de Moscú le ponga la etiqueta de “extremista”, lo que significaría su prohibición. Esta logró este lunes suspender sus actividades públicas en Rusia hasta que haya una decisión.
Durante la primera vista preliminar del caso, los fiscales ordenaron al equipo del líder opositor que cese su actividad y pidió al juez que hiciera lo mismo con la oenegé creada por Navalni, la Fundación de Lucha contra la Corrupción, a la que acusan de desestabilizar la situación social y sociopolítica con el objetivo de subvertir el orden constitucional.
El equipo de Navalni es un movimiento ciudadano, por lo que la decisión de detener su actividad la puede tomar la oficina del fiscal. En cambio, la fundación y oficinas regionales tienen estatus de oenegé, y sobre ellas decide un tribunal.
“Están gritando: tenemos miedo de vuestra actividad, tenemos miedo de vuestras protestas”, escribió Iván Zhdánov, presidente de la fundación, al anunciar la medida.
Las audiencias se llevarán a cabo a puerta cerrada, ya que las autoridades han declarado como clasificados algunos de los detalles del caso, explicó el abogado Iván Pavlov, cuyo gabinete legal Komanda-29 (Equipo-29) está a cargo de la defensa.
La suspensión de las actividades supone que el equipo y las organizaciones de Navalni no podrán publicar información en internet, participar en elecciones ni organizar manifestaciones, como las del 21 de abril, que reunieron a decenas de miles de sus seguidores en decenas de ciudades de Rusia. Esta y los mítines de protesta del pasado enero, al poco de la detención del bloguero anticorrupción, han sido las mayores manifestaciones de protesta contra Putin de los últimos años.
Tampoco tendrán capacidad para utilizar depósitos bancarios para otro fin que no sea el pago de multas o la compensación de pérdidas.
Leonid Vólkov, un cercano aliado de Navalni que dirige sus oficinas regionales, anunció desde su exilio en Lituania que ya habían detenido su actividad.
“Es un gran golpe para todos nosotros. Desgraciadamente, ya no podemos trabajar en el formato anterior. No es seguro para nuestros empleados y seguidores”, decía uno de los últimos mensajes del equipo del opositor. “A partir de hoy, no aparecerá información en esta página. Se congelará”. Lo mismo sucederá con las webs de las oficinas regionales y de las redes sociales.