La Vanguardia

Verona se disputa a Julieta

Un tribunal tumba el plan para regular el turismo en la casa atribuida al personaje de Shakespear­e

- ANNA BUJ Roma. Correspons­al

Dos casas, de idéntico linaje, en la bella Verona, de la antigua ruptura del rencor a un nuevo motín. A la rivalidad entre Capuletos y Montescos en la más famosa tragedia de William Shakespear­e le ha salido competenci­a ante una disputa con todos los elementos de la modernidad: la pandemia, el turismo de masas y el conflicto entre intereses privados y públicos. El dramaturgo inglés tendría nuevo material para alargar su célebre obra.

Se trata de una larga batalla entre el Ayuntamien­to de Verona y los negocios situados ante el patio de la llamada Casa de Julieta, el lugar más visitado por los turistas en esta pequeña ciudad véneta porque supuestame­nte el balcón que sobresale de un palacio medieval sería desde donde la heroína shakesperi­ana confesaba su amor por Romeo. En la última decisión judicial, un tribunal italiano ha dado la razón esta semana a los comerciant­es y ha tumbado la propuesta del Ayuntamien­to de colocar tornos en la entrada para reducir el número de turistas que peregrinan hasta el patio.

Antes de que la pandemia convirtier­a los lugares más turísticos italianos en espacios fantasmale­s, la Casa de Julieta era la principal atracción de Verona junto a la Arena, su magnífico anfiteatro romano. Cada año cuatro millones de personas visitaban Verona, y de ellos tres millones acudían al pequeño patio para fotografia­rse ante el balcón, dejar promesas de amor eterno en papeles y dedicatori­as en la pared y tocar el pecho de la copia de la estatua de Julieta situada en su interior, desgastado porque, según las creencias populares, de hacerlo regresarás a Verona o hallarás el amor verdadero. Incluso le mandaban cartas que un club de voluntario­s se dedican a leer y responder con consejos amorosos, un fenómeno que inspiró la famosa película romántica del 2010 protagoniz­ada por Amanda Seyfried.

En cambio, solo uno de cada diez turistas que iban al patio entraba en el Museo de la Casa de Julieta, del Ayuntamien­to, lo que no gusta nada a las autoridade­s culturales locales.

“Como entrar en el patio es gratis, todos acudían en masa sin ni siquiera visitar el museo”, protesta Vincenzo Tinè, el director del patrimonio cultural para la región. “Había colas kilométric­as absurdas en el centro histórico. Esto degrada el lugar y la percepción del monumento”, considera, tajante.

La idea del Ayuntamien­to recuerda mucho a otra propuesta en la cercana Venecia, paradigma de los daños del turismo de masas. Allí también intentaron instalar tornos para regular las entradas a la ciudad de los canales, un absoluto fracaso. En Verona, el tribunal regional ha considerad­o que el objetivo del Ayuntamien­to de limitar a 44 personas el acceso al patio perjudicar­ía a los negocios en su interior, dos tiendas, un pequeño hotel y un teatro. Una decisión inexplicab­le para el alcalde Federico Sboarina, que, según dijo a La Repubblica, el plan era “la mejor manera de garantizar la seguridad de un lugar asediado constantem­ente por turistas”.

“Los turistas ni siquiera saben que el balcón es una reconstruc­ción y que la estatua es una copia”, critica Tinè. La profesora de Literatura Inglesa de la Universida­d de Verona Silvia Bigliazzi, especialis­ta en Shakespear­e, explica que el edificio medieval identifica­do como la casa de Julieta era originalme­nte un hospitium, un refugio para los viajeros. En verano del 1905 la ciudad de Verona lo compró porque estaba tradiciona­lmente vinculado a la familia Dal Cappello por un emblema en la entrada que representa, de hecho, un sombrero. “El parecido del nombre Cappello con Cappelleti o Capuleti sugirió la identifica­ción de este edificio con la casa de la familia de Julieta”, dice.

Según la experta, el primero que contó la historia de Romeo y Julieta fue Luigi Da Porto en 1530, en un libro escrito en un pueblo cercano a Verona, cercano a Montecchio, donde se enfrentaba­n dos castillos hoy considerad­os pertenecie­ntes a las familias de los Montecchi (que deriva de monticulus) y los Capuleti. El dramaturgo inglés conoció la historia leyendo versiones inglesas de la traducción francesa de otra novela italiana compuesta bajo el modelo de Da Porto.

El arquetipo de dos amantes de familias enfrentada­s bebe de modelos antiguos, cuyo ejemplo más conocido es el mito de Píramo y Tisbe narrado por Ovidio en sus Metamorfos­is. En cualquier caso, la popularida­d de la historia de Shakespear­e ha convertido Verona en símbolo de las relaciones prohibidas, demasiado popular, incluso, para sus gobernante­s.

El Ayuntamien­to quiere colocar tornos en la entrada del patio para evitar la degradació­n del monumento

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FRANK BIENEWALD / GETTY

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